Hecha la liga, hecha la trampa
Hasta el 31 de agosto a las 23:59, a ningún director deportivo le llega la camisa al cuerpo. Ya no digamos a los entrenadores. En esta fecha ya se habrán disputado las tres primeras jornadas de liga y a pocas horas antes de la cuarta. Nueve puntos en juego sin saber si podrás seguir con los jugadores que tienes o alguno cogerá el avión sin tiempo a reaccionar. No solo una completa locura, una más dentro del inmenso manicomio del fútbol, sino una evidente manipulación en tanto en cuanto se pueden producir modificaciones que atentan contra los principios básicos del cualquier deporte. No me imagino juego alguno en el que las normas cambien una vez iniciada la partida, salvo este puñetero negocio.
No será el caso, cabe suponer, pero imaginemos que Kang in Lee hace toda la pre temporada con el Mallorca, que el interés del PSG se ha enfriado y Javier Aguirre va a contar con él. Entonces llega el día de cierre del mercado y se pira. O que el Madrid ficha a Mbappe a las doce menos cinco. Se te tiene que quedar una cara de tonto digna de cualquier capítulo y personaje de los Simpson. La clave es que no se debería permitir ningún movimiento entre jugadores y clubs una vez que haya arrancado el campeonato. Lo dicta la lógica más elemental, ciencia que, por otra parte, está reñida con el mundo del balón o, mejor dicho, de este balón.
Bastante hay que aguantar con que en plena competición se cambien los criterios de aplicación de ciertos artículos del reglamento. Y es necesaria mucha paciencia para soportar las cacicadas, el derroche y las guerras por el dinero que conforman esta verdadera selva de clubs «sin ánimo de lucro», jajaja, sociedades anónimas deportivas, asociaciones y federaciones. Hace demasiado tiempo que se juega con las cartas marcadas, hasta que aparezca algún telepredicador o «influencer» que al estilo del presentador de televisión de la imborrable Network de Sidney Lumet clame «esto harto y no puedo seguir soportándolo» hasta que le da un síncope en directo y en su propio show.