¡Impotencia! (0-0 en Son Moix)
Los suplentes de Osasuna, fallones en el centro del campo, inexistentes en ataque y firmes en defensa, se llevaron un punto de Son Moix pese a jugar con ventaja los últimos 26 minutos por una expulsión justa de Copete. El Mallorca perdió todo su gas a los cinco minutos, después de una salida que prometía fulgor y se diluyó ante su planteamiento habitual, plano y previsible. Evitó la derrota, pobre consuelo.
ALINEACIONES:
R.Mallorca.- Rajkovic (1), Maffeo (1), Gio (1), Raillo (1), Copete (0), J.Costa (1), Baba (1), Galarreta (0), D.Rodríguez (1), Kang-in Lee (2), Muriqi (0).
A los 74 minutos Kadewere (0) y Nastasic (1), por Muriqi y Kang-in Lee. A los 81, A.Sánchez (-) por D. Rodríguez.
C.A.Osasuna.- S.Herrera (1), N.Vidal (0), Aridane (3), Unai García (1), Juan Cruz (1), Torró (0), Aimar (0), Ibáñez (0), Rubén García (1), Kike Barja (1) y Budimir (0).
En el minuto 66, Moi Gómez (1) y Moncayola (1) por Aimar y Torró. En el 76, Abde (2) por Ibáñez. En el 85, Diego Moreno (-) y Kike García (-) por N.Vidal y R.García.
ARBITRO:
Díaz de Mera (1), de Castilla La Mancha. Más protestado que equivocado en un lance que tuvo mucho que pitar. 34 faltas son muchas y las hubo, 21 a favor del Mallorca y 23 en contra. Expulsó a Copete en el minuto 69, por agarrar a Rubén García que se iba solo al aprovechar un fallo del castigado. Sacó terjetas amarillas a Gio, Raillo, Jaume Costa, Baba, Galarreta, Kang-in Lee y Angel (en el banquillo) por los locales y a Nacho Vidal, Diego Moreno y Budimir por los visitantes.
14.000 espectadores
A FALTA LIMPIA
El ostracismo al que Javier Aguirre somete a los jugadores fichados en el mercado de invierno sugieren un evidente desencuentro con el director de fútbol, Pablo Ortells. Lo peor es que se le han traspapelado sus planes y no es capaz de hacer otra cosa que repetir una idea fija que ha dado, si, buenos resultados hasta aquí pero que parece absolutamente agotada. La falta de recursos que acusan sus jugadores demostrada en sus numerosas y a veces innecesarias infracciones, ¡siete tarjetas!, se añade a la permanente búsqueda de la cabeza o lo que sea de Muriqi como única baza ofensiva que parte ya desde los saques largos del portero, Rajkovic, a título de inútil patrón de juego directo más alocado que con sentido común.
Ambos equipos crearon un verdadero «overbooking» en el centro del campo, acumulando hombres por dentro y muy pocos o ninguno por fuera, con la evidente ventaja para sus respectivas zagas. El partido era un batiburrillo de balones imprecisos, rebotes e interrupciones en medio de un bosque de piernas en el que ni tirios ni troyanos encontraban un haz de luz. Arrasate pensaba en la Copa, el martes, pero Aguirre o Amor, su segundo, no sabemos en qué porque hasta cinco minutos después de la roja a Copete, de incomprensible titularidad, no intentaron ningún cambio y fue para apuntalar el muro o, en definitiva, amarrar un punto ya que eran incapaces de superar a sus adversarios para lograr los tres.
La superioridad numérica adquirida por los navarros pareció espolearlos más que las entradas de sus jugones, Moi Gómez y Moncayola. Abde, poco después, puso picante en la salsa aderezada inicialmente con mucho conformismo y poca sal. El balón rondó el área del anfitrión y Rajkovic, al fin, tuvo que lucirse en sendos disparos ajustados al palo. El pitido final sonó cinco minutos después de los noventa, tal vez pocos por las incidencias acumuladas. Un gesto arbitral para no prolongar una noche de pesadilla.