Otra pesadilla (1-1 en Son Moix)

Un inspirado cabezazo de Abdón en un centro imposible de Maffeo cuando la manecilla del cronómetro pedía descanso permitió al Mallorca salvar un punto a todas luces insuficiente, ante un Cádiz que no llegó una sola vez a la portería de Rajkovic, batido en los primeros compases al transformar Alcaraz un libre directo al borde del área que superó la barrera y se coló cerca de la escuadra a la izquierda del meta.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Rajkovic (1), Maffeo (1), Valjent (1), Raillo (1), Copete (1), J.Costa (1), Samu (1), Dani Rodríguez (0), Sergi Darder (1), Larin (0) y Abdón (1).

Minuto 57, Gio (1) por Maffeo, lesionado. Minuto 69, Lato (1) por Copete y Llabrés (1) por J.Costa. Minuto 82, Nastasic (-) por Raillo, lesionado y Amath (-) por Dani Rodríguez.

Cádiz C.F.- David Gil (1), Iza (1), Fali (2), Momo (1), J. Hernández (1), Alcaraz (1), Alex F. (1), I.Alejo (1), Machis (0), Roger (0) y Maxi Gómez (0).

Minuto 52, Zaldúa (1) por Iza. Minuto 63, Sobrino (0) por Machis y Cris Ramos (0) por Maxi Gómez. Minuto 73, Ocampo (0) por I.Alejo y S.Guardiola (1) por Roger.

ARBITRO:

Iglesias Villanueva (0), de A Coruña. No es que deje jugar, sino que no sabe qué pitar y qué no. Tardó más de una hora en mostrar la primera tarjeta, a la que se hicieron acreedores jugadores de ambos equipos. Luego, muy tarde, sacó el rosario y la vieron Valjent y Dani Rodríguez del Mallorca, a favor de cuyo marcó 17 faltas, así como Roger, Ocampo y Momo, del Cádiz, que sacó 15 infracciones. Se fue de rositas Iván Alejo, de profesión provocador, no futbolista. Roja, en cambio, al segundo entrenador visitante.

GOLES:

Minuto 11, Copete empuja a Roger cerca del área, zona prohibida. Una perita en dulce para un especialista como Alcaraz, lean mi comentario del martes, que cuela el balón cerca de las telarañas. 0-1

Minuto 45, Maffeo alcanza un balón que se iba a perder y su centro sorprende a los de amarillo cuando Abdón se anticipa a Iza y cabecea junto a la base del poste derecho, lejos de David Gil. 1-1

13.821 espectadores, entre ellos Kang in Lee en la grada junto a Muriqi.

BATALLA CAMPAL

No fue un partido, sino una batalla campal rayana en guerra poco recomendable para un árbitro tan desastroso como Javier Iglesias Villanueva. No debería iniciar así mi comentario ya que, como contrapartida, no tuvo más influencia en el desaguisado que la propia de entorpecer a los protagonistas, precipitados, presionados, nerviosos y casi histéricos.

Dicho esto, cabría preguntarle a Javier Aguirre qué entiende por salir reforzado de un lance, en concreto el del pasado sábado en el Metropolitano. A Sergio González no hace falta cuestionarle porque si los locales hicieron poco, casi nada, el Cádiz hizo menos que eso.

El interrogante planteado al técnico mexicano tendría su continuidad en la duda que nos plantea el hecho de haber disputado catorce jornadas de liga con el mismo patrón y sin resultado alguno. Si siempre haces lo mismo, no puedes esperar cosas diferentes y, sistema aparte, si no está Muriqi no puedes pedirle a tu portero que lance pelotazos arriba en busca de una cabeza que no está. Pero no hay plan B; ya puestos, ni A.

Ni los parones, ni el aplazamiento han servido para nada, para un viaje como el de esta noche no eran precisas las alforjas de un paréntesis ridículo e innecesario que no ha servido para nada y que probablemente merme al equipo ante otra final, el domingo contra el Alavés, debido a las lesiones de Maffeo y Raillo, si no alguna más.

El empate, inservible como casi todos, es el castigo a la vulgaridad, a la falta de imaginación y, por encima de todo, a una idea de juego especulativa que se rompe al primer contratiempo como el gol encajado por una falta de Copete, reiterativo, donde el más ignorante en la materia sabía que no se tenían que conceder. Pero añadamos que el primer tiro a puerta procedente de un futbolista vestido de rojo se produjo en el minuto 39 y que en toda la segunda parte, con el visitante agazapado y sin respuesta, David Gil, guardameta gaditano, no fue exigido hasta el minuto 90 en disparo desde fuera del área de Llabrés.

Entre medias, la historia interminable: Sergi Darder intentando mover a sus compañeros, en ocasiones con excesiva lentitud, Dani Rodríguez empeñado en sus escaramuzas individuales hasta su extenuación, y, en el mejor de los casos, balones a la olla, muchos de ellos imprecisos, sin que la creatividad aparezca ni en sueños. Pesadillas, mejor dicho.