Justicia divina (2-1 en Son Moix)
Cuando quienes deberían ser ecuánimes, en el fútbol los árbitros, confunden el reglamento con la justicia, parece que intervienen instancias indefinidas desde espacios interestelares para redimir el agravio. El Mallorca remontó un gol casual del Girona a los siete minutos, primero al empatar Larin a pase de Muriqi, -expulsado a la media hora por una justa tarjeta roja de VAR no medida con el mismo rasero en idéntica acción de Van de Beek sobre Copete- y sentenciar el canadiense en un acto de fe por un exceso de confianza del guardameta Gazzaniga que solo se explica por injerencia alienígena.
ALINEACIONES:
R.Mallorca.- Greif (1), Maffeo (2), Valjent (3), Copete (2), Mojica (2), Mascarell (2), Morlanes (2), A.Sánchez (1), S.Darder (2), Muriqi (1) y Larin (3).
Minuto 72, Dani Rodríguez (1), por Morlanes y R.Navarro (1) por S.Darder. Minuto 82, Van der Heyden (-) por A.Sánchez y Abdón (-) por Larin.
Girona F.C.- Gazzaniga (0), Arnau (1), Juanpe (1), David López (1), Blind (1), Miguel (1), Romeu (0), Van de Beek (2), Bryan Gil (2), Asprilla (1) y Danjuma (0).
Minuto 56, Gabriel (1) por Juanpe y Stuani (0) por Bryan Gil. Minuto 62, Abel Ruiz (0) Danjuma e Iván Martín (1) por Van de Beek. Minuto 72, Portu (0) por Romeu.
ARBITRO:
Hernández Maeso (0), de Extremadura. Intenta dejar jugar sin saber el terreno que pisa. Expulsó a Muriqi, a instancias de Figueroa Vázquez desde el VOR, tras no haber señalado infracción alguna por su pisotón sobre Bryan Gil a la altura del tobillo, pero ni le llamaron ni consultó por una infracción de idéntica factura de Van de Beek sobre Copete minutos después. A consecuencia de ello tiró de amarillas por protestar para Mascarell, Morlanes y el propio Copete. Pasó por alto una mano evidente de Miguel en una contra local, en la que no señaló ni falta, pero si amonestó en la banda por reclamar a Abdón y Arrasate. Luego levantaría la cartulina gualda por faltas de Romeu, David López y Van de Beek al cortar tres contraataques. 14 faltas a favor del Mallorca y 13 en contra.
GOLES:
Minuto 7, Valjent se interpone de cabeza en un centro largo, el balón se eleva sin alejarse y Van de Beek, bolea tal como cae ante la tímida oposición de Mojica. 0-1
Minuto 19, Larin profundiza sobre Muriqi que progresa por el lateral del área y cede por abajo al autor del pase que viene en carrera y de primeras y con la izquierda, cruza raso y ajustado al palo opuesto. 1-1
Minuto 50, David López retrasa a Gazzaniga, quien se entretiene con el balón para despejar con el pie, pero Larin, que sigue la jugada, se lanza al suelo para invertir la trayectoria del balón que acaba en el fondo de la meta. 2-1
El Girona sacó 4 corners, por 2 el Mallorca.
15.866 espectadores, la entrada más floja de la temporada.
LA FE MUEVE MONTAÑAS
Y escalar la que los hombres de Arrasate tuvieron en frente no era fácil, sino una lucha titánica contra los elementos. Primero un gol en contra apenas iniciado el encuentro, después un arbitraje errático, imprevisible y desmesurado, además de falto de personalidad, que les dejó en inferioridad numérica durante una hora frente a un rival, más fuerte o más débil, pero de Champions al fin y al cabo. Larin, razonablemente discutido durante tantas ocasiones, se desató tras no llegar a rematar un balón que Muriqi, tras llegar solo ante Gazzaniga, le había cedido con excesiva generosidad. Luego fue protagonista indiscutible de la trabajada victoria al seguir la pared larga en dos tiempos trenzada con el kosovar y, sobre todo, al correr casi medio campo para importunar al guardameta visitante al punto de forzar su error y revertir el marcador.
Hasta le expulsión del kosovar, el Mallorca había llegado más que su oponente, sin presumir de nada. Al contrario, nos temíamos lo peor al observar cómo los catalanes se anticipaban a las acciones y las ideas de su anfitrión, mucho más lento y espeso. Pero lo que era imposible de creer tras la tarjeta roja al «Pirata», renovó las fuerzas, puso la sangre local en ebullición y en un alarde de confianza, firmeza y solidaridad, no sólo defendió con uno menos sin conceder oportunidades ante Greif, sino que resistió un asedio global sin mayor agobio que la parsimonia del cronómetro.
Le tocaba al Girona poseer el balón y lo hizo, pero muy de memoria y escasa genialidad. Las escaramuzas de Bryan Gil ante Mojica fueron perdiendo peligrosidad y la estratagema de desplazar a Danjuma a la banda izquierda para arrastrar a los centrales y abrir hueco, no funcionó pese a la insistencia de Miguel cuyos centros jamás encontraron rematador. Ni con toda la carne en el asador, con cinco artilleros pisando área, dos en cada banda y un central, todo en mitad de terreno bermellón, el filial del City fue capaz de doblegar aquel muro que inventó Javier Aguirre y su sucesor, el técnico de Berriatua, ha sabido conservar hasta el punto de que nadie se acordó de Raillo ni de Samu. Del árbitro, si; durante mucho tiempo.