La esperanza es lo último que se pierde

Aun hay esperanza. No todo está perdido. El pasado 23 de agosto El Pais publicaba en su contraportada una entrevista a José María García. Fiel a su costumbre y personalidad soltaba cuatro verdades que, en medio de la vulgaridad profesional reinante, deberían invitar cuanto menos a la reflexión:

  • «El periodismo deportivo en el que cunden las tertulias plagadas de forofismo»
  • «Es increíble y para investigar, por ejemplo, esos directivos que piden la cabeza de compañeros».
  • «La mayoría de empresas están en quiebra técnica y los medios se arriman al sol que más calienta»
  • «Yo he tenido una máxima en la vida: con los de arriba, respetar las decisiones empresariales pero no tolerar un solo capricho. Y con los de abajo, ser infinitamente generoso».

Seguramente en la era del «postureo» en que vivimos muchos de los que elogiarán esta opinión son los propios forofos, dirigentes y empresas de refrerencia.

Esta otra es de Santiago Segurola, otro maestro de la ética y el análisis:

  • «Vamos hacia un Hollywood en pequeñito que presume de no hacer periodismo sino de hacer espectáculo y eso es preocupante.»

Ojalá nada de de todo esto cayera en saco roto porque mientras existan «garcías», «segurolas», «besas», «rozas» y algunos más el fuego no se apagará por mucho que lo intenten políticos y editores.

  •   «El periodista, como el cura, nunca se retira» sentenciaba Supergarcía.