La gallina de los huevos dorados

Solo dos de los cinco equipos de inferior categoría que esta semana juegan octavos de final de la Copa del Rey, han conseguido ganar este fin de semana en sus compromisos de liga. El Almería pinchó en casa con uno de los colistas, el Sabadell (2-2), el Navalcarnero cayó estrepitosamente en el feudo del penúltimo de su grupo, Las Rozas (3-1) y ya conocemos la historia del Rayo Vallecano frente al Mallorca. Solamente el Girona fue capaz de derrotar por la mínima al lide de Segunda, el Espanyol (1-0) y el Alcoyano (2-0) en El Collao al Orihuela.

Puede que estos equipos no dispongan de plantillas ni en calidad ni en cantidad para jugar ocho partidos en un mes. No estaría de más revisar a qué rivales han ido dejando en la cuneta, pues el Alcoyano se cargó al mismísimo Real Madrid y los demás, por el orden expresado en el párrafo anterior, al Alavés, Eibar, Elche y Cádiz, todos ellos de primera división. Y no, no se trata de comparar presupuestos pese a las evidentes diferencias, sino de reflexionar sobre las que existen entre los contratos de los futbolistas porque, a la hora de la verdad, ¿hay cien millones de euros de diferencia, o más, entre determinados jugadores de grandes clubs y los de categorías que se consideran no profesionales, aunque de hecho lo sean?.

¿Valen los jugadores del Madrid o del Barça lo que exigen y se les paga, cuando once chavales o no tan jóvenes, de Alcoy o Cornellá se las hacen pasar canutas en el mejor de los casos y los eliminan en el peor?. Seguramente merece la pena pensar en qué momento el fútbol perdió la sesera y se desmadró hasta los extremos que hoy día vivimos en un mercado desnortado y desbordado en el contexto de una gallina cuyos huevos hace tiempo que dejaron de ser de oro y no consiguen disimular la pintura acrílica dorada de sus cáscaras.