La guerra continúa

La Federación Española de Fútbol no quiere partidos los lunes ni aunque sea festivo. Varios equipos, entre ellos el Mallorca, han tenido que cambiar sus planes de viaje al remover sus horarios. Ante la inhibición del Consejo Superior de Deportes, la guerra entre Luis Rubiales y Javier Tebas, que trasciende lo institucional, continúa a base de propinar patadas en el culo de los clubs, de los jugadores y de los aficionados.

La Liga de Fútbol Profesional, solo atenta a la productividad de su sector por encima de cualquier consideración ética, abrió la ventana televisiva de la transmisión de partidos a las noches de los viernes y lunes para aumentar sus ingresos por la venta de derechos a televisiones extranjeras. En Las Rozas se postularon a favor de las aficiones a las que acudir a los estadios en día laborable, con nocturnidad pero sin alevosía, les resultaba nefando especialmente con la llegada del frío.

Sin público en los estadios por obra y poca gracia de la COVID 19, el veto federativo pierde sentido y fuerza y únicamente se concibe dentro del conflicto verbal y judicialmente armado entre ambos presidentes. Si las gradas han de estar vacías de todas formas la televisión no hace daño y permite, siempre según una de las partes, un dinerito extra que en las actuales circunstancias no le viene mal a nadie.

Allá cada cual con sus manías, pero el futuro del fútbol no amateur se aleja cada vez más de un control absurdo en un sistema de federaciones deportivas obsoleto, trasnochado y sin más porvenir que el abrigado por mentes obtusas, individualismos orgullosos y afán de un control que nada les da ni a ninguna parte conduce.