La historia del fichaje de Martí por el Tenerife

Bueno, es una historia corta que nace con el rechazo de Pep Lluis a la única oferta que le hizo el Mallorca tras anunciar su retirada: ser segundo de Olaizola. Aquí nunca se han distinguido por quedar bien con aquellos que han servido abnegadamente al club, salvo que seas amigo de Miguel Angel Nadal o enemigo de Serra Ferrer, ambas condiciones puntúan más o menos lo mismo.
El caso es que Martí ha dejado impronta de su profesionalidad por donde ha pasado. Es un ídolo en Sevilla, admirado en San Sebastián y muy querido en Tenerife. Por eso le llamó uno de sus antiguos contactos en Santa Cruz tras decidir el cese de su predecesor, Raúl Agné.
No se lo pensó dos veces no sin antes intentar convencer a dos técnicos mallorquines para que le acompañaran en su aventura: Cedric Thyus y Paco Navarrete. El primero a la espera de concretar una nueva oferta para entrenar con Juan Ramón López Caro y el segundo sin tiempo para reorganizar sus importantes responsabilidades profesionales en una empresa ajena al fútbol.
El entrenador mallorquín de nuevo cuño se ha comprometido hasta final de temporada por la irrisoria cifra de cincuenta mil euros. Es lo que le queda al club canario para todo el cuerpo técnico hasta el 30 de junio. Pero si el equipo se salva, no cabe duda de que el ya exmallorquinista entrará en la rueda de preparadores a quienes no faltará equipo la próxima temporada. Quizás sin moverse del banquillo que ocupa.