La Nations ¿qué?
A título ilustrativo de cómo está el mundillo del fútbol, más loco que nunca, los seguidores del Espanyol han pintarrajeado paredes en el pueblo de Joan García al considerarse ofendidos por su fichaje millonario en las oficinas del eterno rival, el Barça. Una reacción que se podría considerar si no normal, comprensible, de no ser porque los dueños del club de Cornellá son chinos, también por poderosas razones económicas.
Hoy he venido a confesar que no miro los partidos de la Nations League. Que la UEFA no cuente conmigo para sumar un espectador más con el que engordar su inacabable voracidad recaudatoria en perjuicio de los clubs y futbolistas. Las narraciones de Juan Carlos Rivero constituyen un motivo más de mi renuncia. Me perdí los goles de Lamine Yamal y los que seguramente marcará el domingo contra Portugal. ¡Aleluya!. Esto es un aviso o, mejor dicho, mi anuncio de que tampoco pienso ver el Mundialito de clubs, sea cual sea el locutor.
En cambio espero conectar el televisor para prestar atención a los encuentros de ida del play off que decide el tercer equipo que acompañará al Levante y Elche, pleno Mediterráneo, a primera división dentro de dos meses. ¡Qué pronto!. No tengo favoritos si es que los hay, pero el ascenso de uno de los dos clásicos, Oviedo o Racing, devolvería un poco de lustre al fútbol de «élite», además Paunovic es el entrenador de los asturianos y Lago Junior y Miguel Parera aun juegan con los cántabros. No obstante cabe quitarse la gorra y agachar la cabeza ante el Mirandés, que una semana antes de empezar la liga en Segunda, apenas contaba con ocho jugadores en plantilla. Un ejemplo muy peligroso si cae en manos de directores deportivos como el del Mallorca y su jefe financiero. ¡Socorro que vienen Díaz y Ortells!.