Quien a hierro mata…..

Es indiscutible que Suiza ha demostrado una disciplina táctica férrea, un dibujo prácticamente inalterable sobre el rectángulo y ha ganado a la campeona del mundo y, casi, también a España que, ni jugando contra diez más de tres cuartos de hora largos, había sido capaz de doblegar la resistencia helvética. Pero quien a hierro mata, a hierro muere y cayó en los penaltis de la misma manera que había vencido a Francia unos días antes.

Podría repetir sin riesgo el texto publicado ayer. Si, mucha emoción y poco o ningún juego. La incertidumbre en el marcador pone los nervios a flor de piel, cierto, pero este espectáculo no se ciñe a un triple sobre la bocina como en baloncesto, sino que exige algo más que pasarse 120 minutos abriendo balones a una banda, la izquierda, para que alguien cace alguno de los tropecientos centros de Jordi Alba desde el lateral. Esto es así por muchos minutos de oro y millones de espectadores que se peguen al televisor agitando el morbo. No, el fútbol no va de esto. O no debería.

El combinado pergeñado por Luis Enrique alcanza las semifinales de esta Eurocopa con más pena en el campo que gloria en el resultado. Circunscribir sus actuaciones a si Morata ha sido mal o bien tratado o a si a estas alturas de la película Busquets es o no insustituible resulta tan insustancial como anecdótico. Ha empatado contra Suecia, Polonia y ha eliminado tanto a Croacia como a Suiza por las veleidades propias de este juego a veces injusto, otras cruel, épico en circunstancias extremas y casi siempre pobre.