Las verbenas de la Copa
Cada año se repite la misma historia. La dichosa Copa del Rey una competición que dejó de tener sentido en tanto en cuanto no compiten todos los equipos desde su primera ronda y quedó devaluada y sentenciada cuando la UEFA cerró para siempre la llamada Recopa o, Copa de Europa de Campeones de Copa enterrada tras la que enfrentó al Mallorca y la Lazio en Birmigham el 19 de mayo de 1999. Cuando los de Suiza renuncian a cualquier cosa que les dé algo de dinero ya es que no hay por donde cogerlo.
Los clubs modestos pican en el engaño de que el sorteo les depare una confrontación contra equipos de primera división. Una aparente bicoca al alcance solo de catorce ¿afortunados?, puesto que los seis que compiten en el Continente están exentos. Una especie de fiesta mayor de cada pueblo que saldría igual o mejor como parte del cartel de sus ferias.
Para los clubs profesionales, un coñazo con perdón. Desplazamientos largos a cambio de nada, sobrecarga de partidos para sus plantillas de las que ni los suplentes desean jugar, interferencia en sus planes de entrenamientos en medio de importantes compromisos de liga que son los que de verdad inciden en sus cuentas y, en voz baja, una oración para ser eliminados cuanto antes sin hacer el ridículo de caer ante un equipo de Regional o Tercera, lo que siempre da para algún titular entre signos de admiración.
Yo no me bajo en la próxima, como en la obra de teatro, hace tiempo que ya me apeé de esta tranvía. A quien le guste, ¡feliz trayecto!.