Ley de opacidad

Pero el remedio que la enfermedad. Si Maheta Molango pretende hacernos creer que la LFP aumentó el límite salarial al Mallorca debido a un incremento, ¿inesperado?, de sus ingresos en marketing y publicidad, hace como el árbitro que compensa un error con otro y comete dos. El CEO se ha aferrado al corsé impuesto desde la patronal de clubs para justificar su baja inversión en fichajes y ha llevado al huerto al propio entrenador convencido, según sus declaraciones en rueda de prensa, de que su plantilla no ha costado más de cuatro millones porque no había ni un euro adicional. La diferencia es nada menos que de tres millones, que no estaría mal saber dónde, cómo y en qué se invierten.

Claro que para eso habría que acceder a los presupuestos de cada temporada, incluida la presente. Si Robert Sarver cree que por ser un club privado puede mantenerlos ocultos, se equivoca. El fútbol profesional español no se rige por la ley de sociedades anónimas o limitadas, sino por la de Sociedades Anónimas Deportiva que, por supuesto, han de dar a conocer sus cuentas. De ahi la Ley de Transparencia instada por las más altas instituciones deportivas y cuya pestaña aparece en la portada de la página web oficial del Mallorca. Pues bien, pinchen ahi y verán que el presupuesto publicado es el de la ¡temporada 2014-15, es decir hace cuatro años. Ya no vale la pena profundizar y analizar las partidas. Este es el respeto que a los dueños y ejecutivos les merece la reglamentación vigente, la afición y sus propios trabajadores, tanto deportivos como administrativos.

En este blog he escrito hasta la saciedad sobre la patraña del límite salarial. No es la única. Pero el mallorquinismo vendió su alma al diablo y ahora lo paga.