Lo importante es la actitud

Ya he hecho referencia en alguna ocasión a la influencia del fútbol en la forma de pensar y entender la vida del escritor y filósofo francés Albert Camus, premio Nobel de literatura en el año 1957. Jugó de portero en el equipo juvenil del Racing Universitario de Argel y compara los avatares existenciales de cualquier persona con los que se viven en un terreno de juego: sacrificio, sufrimiento, alegrías, realización personal, espíritu colectivo, caídas, lesiones, victorias y como el deporte te enseña en cada circunstancia. Pienso que el conjunto de todo ello nos lleva a la conclusión de que lo importante no es el acierto o el fallo, sino sencillamente la actitud.

El equipo del Mallorca, aquellos que saltan habitualmente al campo, luchan por permanecer en primera división y son mejores o peores, tal vez no tan diferentes como acaban de demostrar incluso algunos conjuntos de Tercera, pero nadie les puede discutir una actitud ejemplar. En mi opinión esto es lo que diferencia a la plantilla del club. Jugadores y cuerpo técnico no regatean esfuerzo para aportar su granito de arena cada uno de ellos a contribución de un objetivo único. Se les nota en cada partido. La empresa, lo siento, es otra cosa. Sobre el cesped de Son Moix se transmiten una serie de valores inalienables más allá del resultado. Incluso fuera, cuando la derrota pone palos en las ruedas de la clasificación. Pero en los despachos, y me refiero de los altos ejecutivos hasta el más alto escalón de la propiedad no se desprende la menor empatía. Y aunque no lo parezca, esto trasciende e influye. Tomen nota.