Lo más natural

Algunos editores me han invitado a opinar públicamente en esferas distintas a la que ha venido siendo mi especialidad periodística al margen de otras tareas propias de la gestión de medios de comunicación. Nada se pierde con probar, si bien me temo que encontraré la misma oposición o más de la que he tenido en las secciones de deportes, donde me sorprende la ausencia de crítica que observo en la mayoría de medios, como si todo fuera sobre ruedas cuando sucede todo lo contrario.

La celebración del Dia del Orgullo Gay sin duda entorpece la naturalidad con la que la mayoría de seres humanos civilizados aceptamos la libertad individual de cada persona -solo cuestionable si invade la de los demás- y y respetamos las tendencias y gustos sexuales de cada cual. ¡Faltaría más!. Y bien nos parece la fiesta como cualquiera de las iniciativas comerciales que amparan el Dia de los Enamorados, el Dia del Padre, el Dia de la Madre, Halloween, el Black Friday y al paso que llevamos hasta el 4 de julio. Pero, a estas alturas, sobra la reivindicación si de verdad los gays y lesbianas pretenden no ser discriminados por su condición, ya que ellos mismos parecen asumir su marginación.

Conozco personalmente a personas de ambos sexos homosexuales desde hace años. Algunos/as, brillantes. Siempre me he relacionado con ellos en el ámbito del respeto y la educación y ninguno/a me ha manifestado sentirse señalado por ello sin necesidad de que los autobuses luzcan banderas arco iris o las fachadas de edificios institucionales se vistan de rosa. En fin, solo sugiero que dejen de marginarse a si mismos, se den cuenta de que son vulgarmente utilizados por el comercio y los partidos políticos e incluso algún medio de comunicación. Si queda terreno por conquistar no será a base de desfiles más o menos estrafalarios, sino sencillamente pasando desapercibidos como nos ocurre a todos.