Los 7 magníficos

El recuerdo de Manolo Delgado Meco que desde el cuerpo técnico del Mallorca, a las órdenes de José Luis Saso, abrió las puertas de par en par a la incorporación de sus compañeros de profesión al mundo del fútbol, me ha recordado la personalidad de otros especialistas, tres de ellos mallorquines, que pasaron por el club con méritos suficientes para figurar en las páginas de quienes recogen datos y memoria.

El siguiente que recuerdo es a Pedro Bozic, un jugador yugoslavo de voleibol que Damián Seguí fichó para el Son Amar, aquel legendario equipo desaparecido hace ya 33 años, cuyo éxito invitó a Miquel Contestí a pedir su colaboración con Koldo Aguirre al frente y Serra Ferrer de segundo. El colocador de volei hacía trabajar de lo lindo a los futbolistas de la época a quienes hacía subir y bajar las gradas de la grada de sombra o la superior del Lluis Sitjar, entre otros ejercicios. Estuvo algunas temporadas, coincidiendo también con Manolo Vilanova.

Pau Albertí fue el primer mallorquín. Empezó muy joven en el San Francisco juvenil, de donde pasó al Mallorca y coincidió con Llorenç y Juan Manuel López Caro. Después estuvo en el Real Madrid, el Levante, el Celta y el Racing tras su experiencia en Arabia donde trabajó en al ahora conocido Al-Ittihad, el equipo de Cristiano Ronaldo. De regreso a Mallorca estuvo en el Atlético Baleares en la campaña 2012-13. Es el director del campus Vicente del Bosque. Nació en Banyalbufar en el año 1957.

El brujo de Sa Pobla siempre confió en la capacidad de los mallorquines. Su paisano Pep Alomar fue su gran hombre de confianza y fueron juntos al Barça, el Betis y el AEK de Atenas. También en Son Bibiloni y Son Moix en el cuerpo técnico de Caparrós y Laudrup. También tiene el título de entrenador profesional y en el 2019 se marchó a Arabia hasta el 2021 en funciones de director deportivo, segundo entrenador y primer técnico del Shabab Reserve. Tiene 57 años

Gregorio Manzano contó con Toni Servera, que no hace mucho trabajó en el nuevo U.D. Ibiza. Un preparador con mucho carácter que se las tuvo tiesas con los árbitros más de una vez. Vivió en su puesto la conquista de la Copa del Rey en junio del 2003 y acompañó a su jefe tanto en el Atlético de Madrid como en su aventura china, con Nando Pons de segundo. Nacido en Sant Llorenç d’es Cardassar tiene 51 años y, por supuesto, conocimientos y cuerda por delante.

Mallorquines aparte, dos especialistas dejaron huella en la Ciudad Deportiva Antonio Asensio. Juan Manuel Alfano aterrizó en Palma de la mano de Héctor Cúper con ideas muy innovadoras. Si hemos contado que Pedro Bozic ejercitaba a los suyos subiendo y bajando escaleras, el argentino, que mucho más tarde colaboraría con Siviero en el Atlético Baleares, le dio su nombre a un montículo de Son Bibiloni al que los futbolistas debían escalar y descender en varias sesiones. Junto a Alberto Basigalup de auxiliar, acompañó al Flaco durante toda su primera etapa en Palma, Valencia e Inter de Milán, después marchó al Betis con Griguol, uno de sus mentores, y ha recorrido mundo con las maletas del Boca Juniors, Real Murcia, Al Shabab,  Huesca, Aris de Salónica y México. Es autor del libro «FUTBOL: ¿cómo y cuándo entrenar la resistencia del futbolista». Tiene 57 años

Luis Aragonés y Jesús Paredes fueron uno solo. Este último, no muy alto y rechoncho, tenía pinta de cualquier cosa menos de preparador físico, pero tenía a los jugadores como motos. Madrileño y ahora con 71 años, su trayectoria es tan larga como los equipos por los que pasó el de Hortaleza, aunque antes también trabajó con Manuel Sanchís, Molowny, Emilio Cruz, José Fuertes, Camacho, Felines, David Vidal, Zambrano, Penalva, Rielo y Cantatore. Al dejar la Selección pasó por el Huesca con Antonio Calderón, el CSKA de Sofía con Penev y se retiró en el Betis, donde trabajó con Pepe Mel.

Los siete magníficos de la ciencia que la afición mallorquinista ha tenido el gusto de conocer. Y yo, también.