Los tres inventos de Rubiales
El sistema electoral por el que aun se rigen las federaciones deportivas, permite a sus presidentes actuar como reyezuelos, pequeños dictadores antes con más vocación de servicio compaginado con otras actividades laborales y profesionales y ahora con sueldo casi vitalicio si no se cambia la fórmula.
Luis Rubiales no lo hizo ni mejor ni peor que la mayoría de sus predecesores, su sucesor, que prolonga al máximo su reinado, también seguirá la senda si le dejan. El granadino se sacó tres cartas de la manga a cual peor aunque cada uno por diferentes motivos. El más rimbombante la recién disputada Supercopa transformada en un catch a cuatro destinado a mayor gloria del Real Madrid y el Barça, aunque para este último suene a chirigota tras la debacle del domingo y a Florentino, dicen, nadie le habló de las comisiones de Piqué.
El segundo invento fue el de la Copa del Rey en curso. Convenció a los modestos, nada muy difícil, de que la fórmula anterior les permitía llegar más lejos, pero tardaban más en encontrarse con alguno de los grandes y perdían dinero. Unos pocos celebran el sorteo que les empareja con equipos de superior categoría, pero la competición no cambia, el 94 por cien de los equipos que llegan a octavos son los de primera división. Otro invento diseñado a la medida de los de siempre al ostentar el privilegio de no entrar en el bombo hasta tres eliminatorias para acabar, final aparte.
La tercera genialidad, cargarse la Segunda B para extraer de la chistera el conejo de la pomposamente llamada Primera Federación, Segunda (en realidad una tercera) y Tercera (de verdad una regional preferente). No solo se extiende temporalmente hasta la saciedad a base de play offs sin interés sino que, según atestiguan los participantes, les ha provocado una ruina económica de tal calibre que amenaza la supervivencia de muchos clubs.
¡Premio al caballero!. Menos mal que se fue. O le echaron. Nunca se sabrá, pero esa es otra historia.