Mal de muchos, consuelo de tontos
Que el Getafe haya viajado a Bilbao para disputar en San Mamés el primer partido de liga con apenas once jugadores de su primer equipo y cinco de donde ha podido para completar una convocatoria de dieciséis, refleja el socavón económico por el que atraviesa el fútbol español, de cuyas tesorerías cuelgan telerañas, diga lo que diga el presidente de la LFP. Su realidad no la da el fichaje de Mbappé por el Real Madrid, ni el de Olmo para el Barça bajo la «mirada amable» de Javier Tebas en la revisión de sus cuentas y límite salarial, sino los escasos movimientos del mercado que, de otro lado, el director de fútbol del Mallorca, Pablo Ortells, esgrimirá para explicar su propia racanería. Mal de muchos, consuelo de tontos.
Escuché a Antonio Sánchez, uno de los cuatro mallorquines de la plantilla, valorar el empate ante el Bolonia en el Trofeo Ciudad de Palma con un resignado «ellos no han sido mejores», que refleja no solamente su condición de palmesano e insular, sino un conformismo impropio. No se trata de que el contrario no te supere, sino de si tú le has dominado a él o no. A quienes amamos este deporte, a veces prescindimos del resultado. Puedes perder sobrepasando el juego del adversario y es posible ganar siendo peor, sin embargo salir del campo sin la convicción de haber merecido más no acredita el espíritu que, entre otros, inspiraba Luis Aragonés. Cada cual con sus propias armas, por supuesto. Héctor Cúper, hoy entrenador nómada, respondía frecuentemente: ¿qué es jugar bien?.