Mejor la farmacia

Así, como para que tomemos nota, se anuncia con alegría que la Bundesliga reanuda sus competiciones. Movistar ya programa la transmisión del Borussia Dortmund-Shalke 04. En el Signal Iduna Park han empezado a colocar muñecos en las gradas en sustitución de seres humanos, pero cualquier abonado puede comprar su propio avatar a 19 € la pieza. ¡Qué bonito!. Algún gracioso no tardará en proponer que estos maniquíes sustituyan a los árbitros. Pero lo que nadie dice, no sea que vayamos a aguar la fiesta, es que Alemania ha sufrido una incidencia del COVID 19 mucho menos que la que se registra en España, que allí nunca ha sido impuesto el confinamiento obligatorio, que los comercios de menos de 800 metros cuadrados hace tiempo que están abiertos, que cualquier ciudadano podía salir a la calle acompañado en grupos de hasta tres o cuatro personas y que las mascarillas no han sido impuestas hasta hace muy poco tiempo. Las comparaciones son odiosas, si; algunas, más que otras.

La LFP se dispone a hacer pública la cifra de contagios detectados en los tests a los jugadores. Falta saber si dirán la verdad o nos enteraremos, como hoy, de que los infectados en Baleares multiplican por diez la cifra hasta ahora oficial. Los análisis positivos serán aislados. ¿Cómo, dónde, en qué condiciones, aislados de sus familias?. Ya veremos. Fali, futbolista del Cádiz, que él no juega y si ello supone romper su contrato y abandonar el fútbol, se retira al bar de su padre. El chico prefiere sufrir el foco mediático antes que el virus.

Tampoco es que vea yo muy normal esto de concentrar a las plantillas durante 40 días, sumando breve pretemporada y once jornadas de liga a partido cada 72 horas. Entre Primera y Segunda 21 desplazamientos tres veces por semana, ¿habrá aviones, barcos o autocares suficientes?. ¿Y qué pasa con los hoteles si la mayoría están cerrados, no habilitadas las zonas comunes, habitaciones dobles o individuales?. ¿Cocineros propios o comida a domicilio?. Con buena voluntad todo se arregla, cierto. La que no hay para detener esta locura colectiva. Y lo siento Tebas, yo prefiero ir a la farmacia antes que jugar.