Mi asignatura pendiente

Espero que me permitan salirme del guión. Hoy ha muerto alguien a quien no conocí personalmente -Lorenzo me debes una- pero fue uno de mis referentes de la oración verbal. Ha fallecido Jesús Quintero, que fue «El loco de la colina» porque hay que estarlo para soñar como lo hizo. Fue un «Ratón colorao» porque se las sabía todas en el mundo del silencio, un «Pero verde» al ser siempre distinto a los demás, un «Vagamundo» que amó como nadie la bohemia y siempre estuvo «En la boca del lobo» y se disfrazó de «Gatopardo» porque ese es el color de todos los felinos cada noche.

Conocí y me relacioné profesionalmente con Manuel Martín Ferrand, Antonio Herrero, José Luis Uribarri, José María García, Yale, Amilibia, Carlos Pumares, Luis Herrero, Consuelo Berlanga, Nieves Herrero, Miguel Angel Nieto, García Juez, Jesús Hermida, José Antonio Plaza, José Ramón Pardo, Santiago Amón, ……….De cada uno de ellos aprendí algo, pero se ha ido quien que me lo enseñó todo sin haberme cruzado jamás con él. Una asignatura pendiente que ya jamás podré aprobar.

Disculpen que hoy no hable de fútbol, ni de deporte. Dejen que me despida copiando su inolvidable, no sé si el último, monólogo en televisión:

«Siempre ha habido analfabetos, pero la incultura y la ignorancia siempre se habían vivido como una vergüenza. Nunca como ahora la gente había presumido de no haberse leído un puto libro en su jodida vida, de no importarle nada que pueda oler levemente a cultura o que exija una inteligencia mínimamente superior a la del primate.

Cada día son más, el mercado los cuida más y piensa más en ellos. La televisión se hace a su medida, las parrillas compiten entre sí para ofrecer programas pensados para gente que no lee, que no entiende, que pasa de la cultura y solo quiere que la diviertan o que la distraigan, aunque sea con los crímenes más horrendos o con los más sucios trapos de portera.

El mundo entero se está creando en torno a esta nueva mayoría, amigos. Todo es superficial, frívolo, elemental, primario para que ellos puedan entenderlo y digerirlo. Esos son socialmente la nueva clase dominante aunque siempre serán la clase dominada, precisamente por su analfabetismo elegido y su incultura. La que impone su falta de gusto y sus morbosas reglas.

Y así nos va a los que no nos conformamos con tan poco. A los que aspiramos a un poco más de profundidad. Un poco más, ………un poco más ¡hombre!».