Minucias

Reconozco que la propiedad del Mallorca SAD ha hecho algunas cosas bien, por ejemplo evitar la transmisión en directo de las reuniones de su consejo de administración. Tampoco hay salidas al cuarto de baño de alguno de sus consejeros. De hecho ni siquiera conocemos cuándo se convocan dichas reuniones ni el orden del día sale a luz pública. Los americanos tienen muy claro lo que es una empresa privada, aun  contando con la parte de sumisión mediática que todo ello conlleva.

No entro en los asuntos que afectan a otra parte de la afición no necesariamente mallorquinista. Es dudoso, como mínimo, plantear como de interés general la construcción de una residencia para futbolistas en período de formación en Son Bibiloni, aunque también lo es el uso hotelero de la Rafael Nadal Academy y se concedió. Bueno, en fin, vivimos en un país sumergido en un grave problema de paro, de futuro incierto en las pensiones de jubilación, largas listas de espera en los hospitales y déficits de infraestructuras, por no hablar de la vivienda, el precio de la gasolina, los impuestos de sucesión y la secesión, rebelión o independentismo de Catalunya para terminar convirtiendo la exhumación de Franco en un espectáculo de televisión.

Perdón, que quizás se me ha ido el tema de las manos. Tal vez todo se resume en que el Real Mallorca SAD ya no pertenece a capital nativo, sino ajeno. Todo lo de fuera siempre nos ha parecido mejor y más respetable. Desde  Antonio Asensio hasta Robert Sarver. Solo Mateu Alemany sorteó  la inquisición.