Moción de confianza

El botón de seguridad lo marcan 38 puntos. El Mallorca depende de si mismo porque cualquier eventual empate a esta cifra favorece su cuenta directa frente a Celta, Rayo o Las Palmas  y, en cuanto al Cádiz la goleada de los andaluces en Almería debería superar los 12 goles de España a Malta y no parece que se dieran semejantes condiciones respecto a aquel histórico lance.

Nos hallamos pues ante una moción de confianza. Los de Javier Aguirre, ni él mismo, se han ganado el menor acto de fe, pero, además,  ¿confía el club en el charro?, los movimientos en busca de su sustituto indican lo contrario.  ¿Hay complicidad entre técnico y jugadores?, tampoco parece que uno confíe en los otros si nos atenemos a sus referencias directas e indirectas en relación a sus virtudes, ni a estas alturas podríamos asegurar que la plantilla en su totalidad crea en lo que están haciendo a tenor de las últimas actuaciones del equipo.

Hasta dos empates, su resultado fetiche, evitarían el descenso a cambio de vivir una larga semana con la camisa sin rozar la piel de un solo seguidor, que no es lo mismo que aficionado. La fidelidad de la afición no es perruna; la del seguidor, si. Todos los ases se esconden en la manga rojilla, pero ahora ya no valen sensaciones, merecimientos, arbitrajes o contubernios. Se impone el momento de la verdad: entran cinco pero solo uno cae y nadie cree que vaya a ser el suyo.