Nadie gana

Nadie me impulsa a meterme donde no me llaman, sin embargo no me resisto a reflexionar en voz alta o, mejor dicho, letra impresa sobre el gran asunto, tal vez el único, capaz de remover a la COVID 19 de las portadas de los periódicos, ya sean en papel o digitales, o de las aperturas y sumarios de los grandes informativos de la radio y la televisión. Y no, no es el último «aló presidente» de Pedro Sánchez ni alguna ocurrencia de Donald Trump sino, ni más ni menos, que el contencioso Messi-Barça. ¡Quién nos lo iba a decir!.

Pienso sinceramente que todos pierden. Si el jugador se marcha es evidente que pierden el club y la Liga, pero él también. Si se queda ambos cometen un error porque no es otra cosa mantener en un equipo a un futbolista en contra de su voluntad. Si se queda un año y por bien que lo haga en aras de mantener su cotización, habrá perdido su conexión con el barcelonismo y no hablemos con técnicos y dirigentes. En tal caso, Bartomeu no se verá redimido de su ridículo ya inevitable y no circunscrito a esta única gestión. Y eso no lo arregla con 700 millones, que nadie pagará, ni tampoco con 200, un mal menor desdela supuesta seriedad de la casa.

No veo una sola opción que pueda salvar a ninguna de las partes en litigio. No siquiera planteo la opción de una prórroga de dos años al término de los cuales no veo a Leo más allá de las ligas asiáticas, árabes o estadounidenses. Si es por pasta, que si, vale. Si yo estuviera en medio de tamaño guirigay intentaría cerrar el asunto cuanto antes y desviar la atención con todas las cortinas de humo creíbles. Todo lo que no sea esto, cada día que pasa con el enredo en vigor es una patada al prestigio del club y a la personalidad del argentino. El estropicio ya está hecho. Nadie gana. Créanme.