Negocios distintos y distantes

Antes de que me lo digan ustedes, lo reconozco yo: soy un anticuado, estoy gá-gá  y aun no chocheo, pero podría. Vaya también por delante que cada cual tiene derecho a montarse el negocio que quiera, a leer lo que le dé la gana, escuchar lo que le guste y ver aquello que más le llame la atención o le seduzca, sin embargo comparar el fútbol, si, vale, en declive, con la Kings League esa de Piqué con no sé quién, que se emite por no sé dónde y que convoca a miles de espectadores en una especie de circo ambulante cuyos artistas un día fueron profesionales del balón, es igual que poner en la misma balanza el cine y un teatro de marionetas. Lo escribo con respeto y solo para significar que no cabe equiparación entre dos espectáculos radicalmente distantes y dirigidos a públicos distintos.

Que se pongan 600.000 personas delante del ordenador, teléfono móvil, tableta, smart tv o el invento que quieran y solo 66.000 contraten el Getafe-Mallorca por televisión, solo me llama la atención por el segundo dato, significativo de: A) La liga Santander y no hablemos la Smart vende menos suscripciones temporada tras temporada y B) Ninguno de los dos contendientes en cuestión figuran entre los más vistos, lo que debería forzar la reflexión de sus propietarios y ejecutivos.

No es menos cierto que la Liga de Fútbol Profesional ha de profundizar en el fenómeno toda vez que ha esclavizado los presupuestos de los clubs adheridos a los derechos audiovisuales. Parece evidente que la presencia de Kang.in Lee no despierta pasiones en los teleespectadores coreanos, aparte de los pingües beneficios por la venta de algún souvenir. Quizás una revisión de los días y horarios en que se programan los partidos ayudaría a mejorar las audiencias porque el domingo a las dos de la tarde no solo es incómodo para acudir al estadio, sino para los que comen en casa o fuera. Ya no digamos los viernes por la noche o los lunes en pleno invierno.