Ni bulo, ni fango
Colaboré en el Diario de Mallorca desde 1998 al 2015, ¡diecisiete años!. Empecé escribiendo días alternos bajo la dirección de Pedro Pablo Alonso, su sucesor, José Eduardo Iglesias me confió un artículo diario y otras dos secciones fijas semanales. Regresó al periodista asturiano y después de dos lustros y 730 días, me llamó por teléfono para decirme que, por razones económicas, habían decidido prescindir, entre otras, de mi colaboración. «Si quieres seguir escribiendo sin cobrar, me dijo, por nuestra parte no habría problema», así que para trabajar gratis decidí hacerlo pero en mi casa.
He de agradecer que durante todo aquel largo periplo y salvo una bronca telefónica con un subdirector sin personalidad o alguna sugerencia amable para preservar alguna noticia, jamás dejaron de respetar mi foto y mi firma, que eran las que daban la cara. Solo una vez en todo aquel tiempo el mismo director con el que empecé, me levantó un artículo sin la menor explicación y tuvo que pedir a Sebastián Adrover, hoy jefe de deportes, que escribiera una columna para ocupar el hueco que dejaba la mía. Sinceramente ni me acuerdo por qué razón.
Cuento todo esto porque si el bueno de Sebastián, con cuya familia he mantenido una excelente relación personal y familiar, ha publicado que el Mallorca ha tenido que pagar dos millones de euros para rescindir el contrato con la empresa de L’Artista, inquilina del restaurante Presuntuoso, para mi va a misa. Es más, añadan a esta cantidad las indemnizaciones que percibirán los ocupantes de los palcos vip de la zona por tres meses sin servicio.
Puede que para mister Kohlberg dos «kilos» no sean muchos. Total ese remanente para fichajes que no se ha utilizado en el mes de enero. Lo comido, por lo servido. Pero tal vez haya tomado nota de que después de lo ocurrido en la final de Copa del Rey en Sevilla, en el desplazamiento a Arabia Saudí, su enfrentamiento permanente con la afición y las penyes y el gran éxito del contrato en cuestión, por no profundizar más, que el director financiero aspirante a convertir el club en una multinacional y que acaba de reconocer que disputar la Supercopa en Yeddah «no merece la pena», no ha sido su mejor fichaje. Monty Galmés se lo dijo a Robert Sarver de Maheta Molango con e resultado de la dimisión del presidente mallorquín y el Moviment Mallorquinista, clamor inclusive, le avisó al regreso de Sevilla.
Lo de menos, por supuesto, es la pasta que no podrá destinar a otras necesidades, pero no es tan baladí montar un festejo a todo trapo con invitación expresa a las autoridades y dar la cara para presentar la inversión gastronómica con vistas que pasará a la historia por un disparo de Raphinha varios metros por encima del larguero ante la aparición de una go go girl en «body» en el horizonte de la portería del fondo norte.