Ni campeón, ni de invierno

Por un lado la proliferación de partidos televisados y por el otro la explosión de redes sociales y diarios digitales, deportivos o no, han generado la necesidad de contratar narradores, comentaristas y redactores que, en su mayoría poco avezados, se alimentan de frases hechas y tópicos al uso. La necesidad de resultar ingenioso o de fabricar titulares ha conducido a entelequias como esta del «……pepito duerme lider…..» porque alguien ha ganado un partido y convalidan una clasificación ficticia antes de terminar la jornada o coronar a un campeón de invierno cuando al locutor o escribiente de turno le da la gana.

Así ocurrió al finalizar el Espanyol-Almería del domingo cuando, rebasado el Mallorca en un punto, el informador en cuestión no dudó en proclamar a los «periquitos» campeones de invierno. Puestos a llamar la atención con un mensaje así cabe responder que ni es campeón, ni mucho menos de invierno, lo dejaremos líder en diciembre y va que se mata.

No me mueve la menor parcialidad al respecto, algo que mis lectores y amigos saben muy bien, sino la lógica más elemental por mucho que se use el término. En primer lugar no puede haber campeón en mitad de un campeonato, aunque ni siquiera hemos alcanzado tal cota, y además la estación invernal acaba de empezar y en todo caso si alguien desea tan pomposo como inservible laurel, tendría que esperar al 20 de marzo, que es cuando acaba.

Otra cosa sería que se inventaran algo entre la primera vuelta y la segunda, lo cual no tendría sentido pero, al menos, una cierta lógica.