Ni intocables, ni imprescindibles

No creo en futbolistas imprescindibles. El fútbol es un juego colectivo, de equipo, no de individualidades. Por supuesto que hay jugadores que destacan sobre el resto y con sus características particulares consiguen que funcione toda la maquinaria. El Barça sería otro sin Messi, como el Madrid lo es sin Cristiano, por utilizar ejemplos extremos.

Sin salir del Mallorca, el grupo de Vicente Moreno tampoco sería el mismo sin Salva Sevilla, pero pare usted de contar. Por eso no he entendido muy bien la necesidad de forzar la alineación de Sastre en una banda que no le pertenece, como tampoco es para Gámez. Otra cosa sería de no haber incorporado a Pervis Estupiñán porque remover la defensa sin contar con él en la posición que le es propia, dice muy poco en su favor. Si el técnico ha contado con Russo o Valjent para suplir eventualmente a Xisco Campos o Raillo en lugar de retrasar a Pedraza, ha debido actuar igual con el lateral izquierdo a partir de la lesión de Salva Ruiz. Respetemos su decisión, pero ninguno de los mencionados se nos antoja intocable.

Terminar el año con una victoria sobre el Nastic sería perfecto. Nadie regala nada, pero lo contrario sería una verdadera campanada. Y ya si acaso dentro de quince días veremos cómo se mueven Recio y compañía en el mercado invernal. Siempre con la bendición de Maheta Molango, claro.

P.D.: Con tantos de sus compañeros que la merecen, la imposición de la medalla de oro de la Agrupación de Veteranos al presidente capitalista que ni se ha dignado volver a casa por navidad, no es peloteo sino una sobada en toda regla.