Ni tanto, ni tan calvo

«Que veinte años no es nada» cantaba el mítico Carlos Gardel en su tango «Volver». Y tres partidos, aun menos. El Mallorca es el mismo que empató en Bilbao, que perdió ante el Betis y que ganó en Vallecas. Tendrán que pasar ocho o nueve jornadas más antes de que podamos analizar con algún fundamento su rol en la presente liga. Una cosa es cierta, lo haga bien o mal, sabe a qué juega y lo que tiene que hacer.

Ya recordó Javier Clemente que para espectáculo está el circo, el del Sol preferentemente sin faltar al respeto a cualquiera de ellos. Se supone que casi todos los profesionales que se dedican al fútbol quieren jugar bien, aunque Cúper solía decir «defina usted qué significa jugar bien». El Barça lleva años haciéndolo, eso dicen, y los mismos sin ganar un título. El City, también; pero ni una Champions en sus vitrinas.

No hay mago capaz de sacar un conejo de la chistera si carece del animal y el sombrero, así que cada cual explota sus recursos. Javier Aguirre quiso hacer pruebas y el Granada le metió media docena sin bajar del autobús. Fue suficiente. Con lo que tiene se apaña como sus entendederas le aconsejan. Todos defienden y algunos atacan. No hay arma inservible en busca del resultado. Así salvó Quique Flores al Getafe la pasada temporada, lo cual no garantiza que idéntico sistema garantice igual balance.

Ni tanto, ni tan calvo. Una sola derrota no te desciende, ni una victoria te clasifica para Europa. Es el drama y la grandeza del fútbol, el de verdad no el industrial: cada semana un examen.