No es lo mismo
Alejandro Sanz, este, el auténtico, el flamenco que le gustaba a Luis Aragonés, el que cantaba solo con su guitarra y no «el de Miami». El «Sabio» sabía mucho. En fin, sea el de aquí o el de allá o de ninguna parte, le puso música a esto:
«no es lo mismo ser que estar
no es lo mismo estar que quedarse… que va!
tampoco quedarse es igual que parar
no es lo mismo
sera que ni somos, ni estamos,
ni nos pensamos quedar»
Y no, no es lo mismo que una casa de apuestas se anuncie en las camisetas de un Real Mallorca sin escrúpulos, que el club promocione a una casa de apuestas con la imagen de sus jugadores y difundiendo un tuit desde su cuenta oficial. El dinero no lo es todo, ni la caza de los ingresos avala el modo de conseguirlos. Los medios no justifican el fin. Claro que pedir sensatez a quienes han denigrado a sus socios, cerrado sus gradas, borrado todo rastro de mallorquinismo, despedido a más de treinta empleados en tres años, despreciado a los copropietarios del Lluis Sitjar y una larga lista de agravios ajenos, por supuesto, al equipo, no es solo pedir peras al olmo, sino una verdadera quimera. No la del oro de Charles Chaplin, sino la de la ética que es mucho más relevante.
Los dueños y ejecutivos de la SAD no son y desde luego no están, bueno si en Arizona. Pero no se quedarán, están de paso como tantos otros. Asi lo dice la canción.