No es oro todo lo que reluce

El mérito que es preciso reconocer a Vicente Moreno es haber sido capaz de ascender a primera división con el grueso de los futbolistas que jugaron en Segunda B. Si, en el tramo final apretaron algunos de los jugadores adquiridos en el mercado de invierno o tardíamente incorporados, como Estupiñán, Budimir o el cedido Leo Suárez, este último de apariciones intermitentes. Ya veremos si consigue mantener la nueva categoría con los mismos porque, hasta ahora, los fichajes efectuados no han logrado despertar la expectación ni la ilusión de los aficionados.

En realidad la limpieza que se está llevando a cabo en la plantilla no hace sino confirmar el fiasco de la política llevada a cabo hace un año. De las 12 incorporaciones de la temporada anterior solamente continúan 3 jugadores: Valjent, Dani Rodríguez y Budimir. 9, es decir tres cuartas partes han tomado las de Villadiego. Las despedidas de Leandro, Franco Russo, Pablo Valcarce, Carlos Castro, «Stoichkov», Stoijljkovic, Buenacasa e incluso el renovado Moyita para ser nuevamente cedido, no mueven precisamente a aprobar, ni siquiera con un cinco rascado, la gestión de la dirección deportiva. Claro que el ascenso oculta otras realidades y propicia méritos dudosos.

De otro lado véase cómo la carga de estos contratos que, como mínimo, cabría calificar de fallidos, influye en el límite salaríal del equipo ya que el 40 por ciento de hasta media docena de estos futbolistas que militarán en otros equipos saldrá de la propia tesorería mallorquinista. Y algunos no cobran poco.