Nueva ley si, pero no esta

  El anteproyecto de la nueva ley del deporte a punto de pasar por las cámaras de representantes para su posterior entrada en vigor prevé derogar la obligación de reconvertir los clubs en sociedades anónimas deportivas al competir dentro de la Liga de Fútbol Profesional. Es decir que en lugar de rendir al Real Madrid y el Barça, -que son los que verdaderamente importan al margen del Athletic y el Osasuna-, a la imposición de la mayoría, es más sencillo que los 38 restantes se adapten a las condiciones de la aplastante minoría . Voluntariamente, por supuesto. Las dificultades de los modestos para su reconversión deviene en la excusa perfecta.
  Es verdad que muchas SAD han dejado de perder dinero o han reducido sus pérdidas, pero a la vez ninguna ha conseguido generar beneficios suficientes como para entrar en bolsa, como sí ocurre en el Reino Unido. Paralelamente la deuda arrastrada por las entidades que presiden Florentino Pérez y Jordi Bartomeu no ha cesado pese a los generosos pagos de la Liga en aras de sus mejores audiencias televisivas logradas a través de mejores inversiones al amparo de su mayor límite salarial y futbolistas de mayor coste en relación a las opciones de los demás. La pescadilla que se muerde la cola.
  El actual ministro del ramo, el señor Guirao, se ha apresurado a negar la influencia del Real Madrid y la Federación Española en la redacción de las nuevas normas. Excusatio non petita, acusatio manifesta.
  Sin embargo las mayores protestas no hacen referencia a nada de esto, sino a la prohibición de que La Liga y Javier Tebas como presidente de la misma, puedan obtener derechos de imagen sobre competiciones que no organizan. Un palo quizás también para Jaume Roures (Mediapro). Solo quizás.