Odiosas comparaciones

Que las comparaciones son odiosas lo inventó alguien que siempre quedaba peor. En ocasiones son necesarias para abrir los ojos a quienes los cierran incluso ante las evidencias. Antes de seguir leyendo entiendan que la gran diferencia entre una subvención y un patrocinio es que este último conlleva contraprestaciones. Por eso el Mallorca pretendía ofrecer el nombre de su estadio, municipal por largo que sea el usufructo, a cambio de 1.800.000 euros a pagar por el Consell Insular de Mallorca y, posteriormente a raíz del escándalo, por L’Ajuntament de Palma y el Govern. Cort se ha caído del acuerdo ante la posibilidad real de incurrir en alguna irregularidad. Vista la ridiculez de repetir en el recinto el nombre del propio club, se han buscado nuevos conceptos, por ahora más propios de la subvención que del patrocinio.

Hay casos parecidos en otras comunidades, por ejemplo entre el Osasuna, que además no es sociedad anónima, y el Ayuntamiento de Pamplona. Un convenio actualmente en litigio por causas que nada tienen que ver con las que concurren en nuestro caso. Pero acabe como acabe en Navarra, vean, comparen y si encuentran algo mejor, compren. La Corporación pamplonica paga entre 84.000 y 100.000 euros al año, una vigésima parte, de lo que aquí pretenden aportar las instituciones comprometidas. A cambio percibe: 1) Publicidad en las redes sociales del club. 2) El logo del Ayuntamiento en seis de los vomitorios de El Sadar. 3) Cesión de jugadores del primer equipo para asistir a eventos municipales. 4) Formación de grupos de «coworkids» para entrenamiento de niños. 4) Cesión de las instalaciones del club para actos públicos. 5) Pases a favor del Ayuntamiento para 10 jornadas. 6) Autorización al Ayuntamiento para organizar visitas al Estadio.

Creo que no será necesario añadir comentario alguno. El gran showman de la radio y prensa Riki Lash finalizaba todos sus programas con esta frase: «Si le gustó, digáselo a su amigo». Yo terminaré diciendo que si les parece bien se lo hagan llegar a la jefa. No, Cladera no, sino Armengol.