La Copa y la Supercopa

Ahora que se asegura cumplir lo prometido, sorprende que la promesa del PP de cambiar la Llei de l’Esport efectuada antes de las elecciones autonómicas del mes de mayo pasado choque a las primeras de cambio con la promulgación de un decreto de apertura y pliegos para los comicios obligatorios en las federaciones deportivas al estar en año olímpico, copiado y pegado del utilizado en el año 2008, esto es hace tres lustros. ¡Menudo cambio!.

Claro que en pleno día de cuartos de final de Copa del Rey y por poco o nada que me guste esta competición, quizás no sea el mejor día para desarrollar el primer párrafo. Lo dejaremos en la lista de espera, aunque hayan empezado las prisas en el Govern y en la Federación Balear de Fútbol presidida por Pep Sansó que, en honor a la tradición de su predecesor, aceptó la habitual invitación de sus jefes de Madrid para asistir como invitado y gastos pagados al play off de la Supercopa disputada en Arabia Saudí a mayor gloria de Rubiales, vencedor después de muerto como El Cid Campeador, y Piqué.

Entonces, el Girona. Me gustará más cuando visite Son Moix en partido de liga. La presente cita tiene poca miga. Ninguno de los contendientes se juega nada si pierde, más allá del honor y al pase a semifinales. Por otra parte para saber algo de «la» filial, más que «el», del City no hay más que mirar la clasificación y haber visto alguno de los partidos que ha jugado, especialmente los cinco que le metió a Rajkovic, aunque como contrapartida el Mallorca les devolvió tres goles como tres soles.

En fin, una copa, quizás la última o no de esta temporada, para nostálgicos de principios de siglo o apostantes curiosos. Un entretenimiento, al fin y al cabo, sin efectos secundarios.