Perdonen si discrepo
Sucedió en Son Moix en un partido del Mallorca al que asistía como simple espectador cómodamente sentado en mi localidad de cubierta cuando alguien comentó a mi lado: «ya aplaudimos incluso los saques de esquina». Y me he acordado de aquella anécdota debido a la condescendencia con la que se contempla a los futbolistas de hoy día.
Por no referirme a equipos ajenos, siento discrepar de las opiniones que han calificado como de matrícula de honor las campañas del Atlético Baleares y el Mallorca B. No discutiré la razón o sin razón de los aplausos pese a sus sendas derrotas en los asaltos finales a categorías superiores pero, aceptada la emoción del momento, ni uno ni otro coronaron la temporada como cabía exigir. Si nos hallamos en una plaza de toros y, tras una gran faena, cualquier diestro falla con el estoque, se queda sin trofeo y a veces, en el mejor de los casos, con un discreto silencio sin vuelta al ruedo. Pues bien, blanquiazules y rojillos han pinchado a la hora de la suerte suprema.
Habrá quien diga que han superado todas sus expectativas para justificar la sobrevaloración. Ignoro cuáles serían. En el caso del filial mallorquinista y sin más consideración que el disfrute de sus instalaciones frente a las de sus competidores, debe ser campeón de Tercera como mínimo.
Soy plenamente consciente de la impopularidad de mi presente parecer, sin embargo me permito señalar la incoherencia de quienes por un lado califican de fracaso el año del Barça por no ganar la Champions ni la Copa del Rey y consideran un éxito la muerte en la orilla de los aludidos en este blog.