Política en el deporte

Reparemos en que estamos en año de elecciones en las federaciones deportivas y aunque el control de las asambleas siempre da ventaja a quienes ya ocupan los sillones presidenciales, hay algunas en las que convergen intereses contrapuestos. El mismísimo Mateu Alemany, de la mano de Javier Tebas, ya intentó un asalto a la Española de Fútbol contra el mismísimo Angel Villar a quien derrotó la justicia, no Rubiales. ¡Quién habría dicho que el abogado aragonés terminaría en la acera de la patronal y al frente de sus huestes¡.

La COVID 19 ha retrasado todo el proceso aunque ya conocemos que Iker Casillas, promocionado desde Torrelaguna 60, disputará la corona al actual inquilino de Las Rozas aunque el antiguo portero de la Selección abogara públicamente por terminar la temporada 2020-21 aunque fuera en noviembre, remando a contracorriente de los deseos de sus patrocinadores.

Pues bien, la fórmula propuesta por el presidente de la RFEF parece salida de alguno de los gurús de la política y no de alguien que realmente piense en los clubs a los que representa y a sus jugadores. Ha prometido ascensos gratuitos sin pasar por el terreno de juego y anulado todos los descensos. No se puede contentar a más gente en menos tiempo. Unos ganan y nadie pierde. Lo firmaría hasta Pedro Sánchez. Los aspirantes, a la cola. Es una de las ventajas del que se presenta desde el escalón más alto. No estaría de más que en los estamentos deportivos se limitara la duración de los mandatos, pero es posible que no lo vean nuestros ojos, así como tampoco en algunas de las demás instituciones del Estado.