Precipitada lectura contable

Acabo de hacerme con el depósito de cuentas del Real Mallorca SAD efectuado en el Registro Mercantil y relativo al ejercicio 2019-20, es decir su paso efímero por primera división a la que todos deseamos que regrese dentro de unos meses. Más que un anhelo, una necesidad, dadas las enormes diferencias que ofrece en relación a la temporada del ascenso. La buena noticia es que el club ha pasado de registras unes pérdidas de casi 7 millones de euros, a un beneficio de unos 17, sin entrar demasiado en matices. La mala, que debido a las sucesivas ampliaciones de capital llevadas a cabo para paliar el debe acumulado, el valor nominal de las acciones es de 3 euros por título y el capital social apenas supera los 7 millones como contraposición a los 26 que se registró hace cinco años tras la compra de la sociedad ACQ Legacy Partners que preside Robert Sarver y cuyos socios ya conocen. Todo ello pese a los ingresos por derechos de televisión en su mayor parte que alcanzaron los 45 millones de euros.

Aun no he tenido tiempo de leer detenidamente todo el informe contable. Son 98 folios. En ellos se explica minuciosamente tal y como marca la ley, tanto las partidas de gastos e ingresos, como activos, pasivos, deuda, acreedores, etc, etc y cómo se ha contabilizado cada partida. Nada que objetar. Si acaso me ha llamado la atención el valor que la SAD otorga a la cesión de Son Moix por parte del Ajuntament de Palma, según criterios evidentemente contemplados reglamentariamente. No ha lógicamente ningún dispendio, pero se estima que, de haberlo, alcanzaría más de 10 millones a partir de casi 1 anual. Pero de esto y otros temas hablaremos cuando no nos tengamos que remitir a esta rápida y sencilla lectura que, en principio, permite advertir un saneamiento efectivo del club que confirma algo por otra parte sospechado: en Primera se gana dinero, pero la segunda división es una ruina.