Predicar con el ejemplo

«No aceptar tus errores es el primer paso para cometer más…..», así introduce Salva Sevilla un «tweet» para pedir perdón por lo sucedido el domingo pasado en Granada. El, que no tiene que disculparse de nada, que se fajó como cualquier otro en Segunda B donde nadie hubiera jugado ni en el declive de su carrera, que ha sido otra vez futbolista de primera división sin haber recibido regalo alguno, que se ha ganado no solamente lo que le pagan, sino el máximo respeto como persona y como profesional.

Pero es válida la reflexión, si, porque aunque su mea culpa se refiera a una acción puntual suya, el análisis de alguno de sus compañeros o el del propio Luis García Plaza no va en la misma dirección. Acabar el partido y lamentar el fallo de Fer Niño que habría puesto un empate a dos en el marcador equivale a olvidar que Luis Suárez remató fuera a puerta vacía en la primera parte en una pifia mucho más evidente, justo antes de que Germán cabeceara al travesaño con Reina batido y abatido y también supone silenciar que no hubiera pasado nada de nada si al descanso se hubiera llegado con un clamoroso 3 a 1 para el equipo local.

Y, en efecto, no reconocer lo que pasó en Vallecas, fue el primer paso para que la historia se repitiera en los Nuevos Cármenes. Justificar la derrota a raíz de la ocasión desperdiciada por el joven delantero cedido por el Villarreal no es solamente un falta de compañerismo muy fea, sino sencillamente faltar a la verdad en el balance de lo que se vio sobre el terreno de juego. ¿Por qué no hablar de los fallos de Reina en el primer y tercer gol, el signo y el tiempo de los cambios tardíos y otras consideraciones?. ¿Por qué, esa es otra, menospreciar a Jorge Molina a título de cuarentón y demás adjetivos dirigidos a ridiculizar a quienes, más jóvenes, tuvieron que bajar la cabeza?.

Gracias Salva Sevilla. Gracias Jorge Molina. Ejemplos y ejemplares de los que ya no hay en este fútbol en decadencia. Perdonadnos vosotros a nosotros.