Quien se pica, ajos come

Así en términos generales la crítica no es más que el juicio emitido sobre una obra o un conjunto de ellas. Quienes son objeto de su emisión las reciben laudatorias o favorables y desfavorables, según el caso y pese a que también las hay neutras. Erróneamente los criticados confunden ambas, clasificándolas en constructivas o destructivas, adjetivos no aplicables puesto que lo que se construye o deconstruye parte del mismo sujeto activo y no de terceras personas ajenas. Si yo digo que el Mallorca ha jugado un mal partido habrá aficionados que estén de acuerdo y otros que no, pero no destruyo nada ni a nadie pues en todo caso lo hacen los jugadores o los técnicos.

Cuando en una página web como «Futboldesdemallorca» se informa que desde el desembarco de Robert Sarver y bajo la gestión de Maheta Molango y su director deportivo, se han producido 50 movimientos de jugadores de los que solo en 3 se han obtenido beneficios y todos ellos -Brandon, Montiel y Kassim- ya estaban en el club previamente no se emite ningún juicio, sino que se da traslado a una información sobre la que, después, el propio autor, opina. Y es en la conjunción de ambas, que siempre deben ir convenientemente separadas, donde se pone en jaque la credibilidad del firmante o el medio que, por encima de la cantidad de oyentes, lectores o espectadores, deviene en el índice de mayor interés para las agencias de publicidad norteamericanas a la hora de programar las campañas de sus clientes.

Se equivocan aquellos que pretenden convertir la noticia en el campo de una batalla inexistente: tu atacas a fulanito, pues yo le defiendo. Esto no se enseña en la Facultad. Y peor aun quienes creen que su nombre concede valor a la información, pues sucede justo al revés: solo la serie repetida de noticias veraces le da a uno su renombre y su credibilidad.