El Betis consiguió su primer triunfo de visitante en la presente liga debido a dos goles obtenidos en la primera parte que noquearon a un Mallorca sin Sastre ni, en principio, Lago Jr, que reaccionó muy tarde ante la calidad individual de los futbolístas béticos. Un penalti de novicio cometido por Baba a los 6 minutos y un golazo de Fekir desde fuera del área, de la marca de los que Reina no ataja, señalaron el camino del triunfo forastero más sufrido de lo que en un principio pudo parecer.
ALINEACIONES:
R.Mallorca.- Reina (1), Gámez (1), Valjent (2), Raillo (1), Lumor (1), Baba (0), Salva Sevilla (2), Dani Rodríguez (1), Febas (1), Kubo (1) y Budimir (0).
Minuto 45, Lago Jr (1) por Baba. Minuto 68, Abdón (1) por Budimir. Minuto 76, Chavarría (-) por Dani Rodríguez.
R. Betis.- Joel (2), Emerson (1), Mandi (1), Bartra (2), Feddal (1), Pedraza (1), Guardado (0), Canales (1), Joaquín (1), Fekir (2), Loren (0).
Minuto 68, Borja Iglesias (1) por Loren. Minuto 79, Kaptoum (-) por Joaquín. Minuto 83, Lainez (-) por Fekir.
ARBITRO:
Martínez Munuera (2), del Comité de Valencia. Se equivocó pocas veces y acertó en los dos penaltis señalados, uno en cada área. Amonestó a Loren, Guardado, Emerson y Mandi, del Betis y a Kubo y 2 veces a Lumor, expulsado por esa doble tarjeta en el minuto 91.
GOLES:
Minuto 6, Fekir recupera un balón dentro del área y Baba le pisa y derriba. Penalti que transforma Joaquín de tiro raso a la derecha de Reina, que se fue a la izquierda. 0-1
Minuto 32, Fekir controla un balón y tira raso desde 25 metros junto a la base del poste al que no llega Reina. 0-2
Minuto 53, Guardado derriba a Dani Rodríguez cuando se dispone a rematar cerca de la portería. El máximo castigo lo marca Lago Jr. de tiro a media altura a la diestra de Joel, que llega a tocar sin éxito. 1-2
COMENTARIO:
Quien crea que al Mallorca en Son Moix se le puede ganar sin sudar tinta china, se equivoca. Se le puede reprochar que tirara la primera parte a la papelera, igual que el Betis registró la segunda a título de inventario. El vencedor, que se fue al descanso con una ventaja meridiana tanto en el marcador como sobre el terreno de juego, permitió después un intercambio de golpes que pudo costarle muy caro. El saco en el que guardaba tres puntos seguros, estuvo a punto de romperse debido al empuje local y la enorme segunda parte del portero visitante, Joel Robles, que enmendó su mala salida en la jugada original del penalti que acoró distancias.
Si a alguien que hubiera visto los primeros 45 minutos le hubieran preguntado si la reanudación la disputaban los mismos equipos, no se lo hubiera creído salvo por el color de las camisetas. Cuesta creer que la sola presencia de Lago Junior transformara la mentalidad del colectivo, pero siempre albergaremos la duda de si su alineación inicial hubiera dibujado otro escenario si tenemos en cuenta que el rival había abdicado de reinar en la banda donde Emerson pugnaba en solitario sin más enemigo que Lumor. Si rectificar es de sabios, Vicente Moreno lo hizo aunque tal vez demasiado tarde. Su colega, Rubi, también se tomó su tiempo para darse cuenta del agotamiento de Joaquín, el estado físico de Guardado y la prepotencia de Loren, viva representación de una prepotencia impropia de este deporte.
Dice la leyenda que en el fútbol quien perdona paga y, curiosamente, lo hicieron ambos: los andaluces sin capacidad ni fondo para sentenciar su victoria y el anfitrión por su propia ansiedad y mala definición. Unos y otros pudieron pagar sus errores, pero el destino premió esta vez sus escasos aciertos. Baba, una de las joyas de la corona y revelación del primer tercio de la temporada, no pudo superar el efecto del penalti ingénuo que abrió el camino de la derrota, la tercera del presente ejercicio en Palma. Hay vida sin él. Sin Salva Sevilla ya es más discutible. Si recurrimos a otro tópico no es menos cierto que no hay éxito sin sacrificio y que toda entrega exige sacrificio. Es la lección que viaja de vuelta hacia Heliópolis junto al primer triunfo que salva la tarjeta del Betis como forastero, a la vez que la cabeza de su entrenador.