Ridículo maquillado (5-3 en Montilivi)

Dos goles de Abdón en los minutos 88 y 94, disfrazaron de honor el ridículo del Mallorca, que había inaugurado el marcador con un gol de penalti de Muriqi sin tiempo para que algunos espectadores tomaran asiento, ante un Girona que pasado el primer cuarto de hora ya había originado cuatro claras ocasiones para empatar y que acabó remontando el espejismo balear con otras tantas dianas antes del descanso. La lógica relajación de los anfitriones y el rubor de los visitantes recrearon un segundo tiempo sin apenas valor analítico.

ALINEACIONES:

Girona F.C.- Gazzaniga (1), Yan Couto (2), David López (2), Eric García (1), Blind (1), Aleix García (1), Iván Martín (2), Tsygankov (1), Yangel (2) Savio (3) y Dovbyk (1).

Al cabo de una hora, Portu (1) por Tsygankov y Stuani (1) por Dovbyk. Tres minutos más tarde, Juanpe (1) por Eric García y a los 73, Valery (1) por Yangel y Pablo Torre (1) por Savio.

R.Mallorca.- Rajkovic (1), Maffeo (0), Valjent (0), Nastasic (0), Van der Heyden (0), J.Costa (0), Samu (0), Morlanes (1), Dani Rodríguez (0), Sergi Darder (0) y Muriqi (1).

Tras el intermedio, Amath (0) por Van der Heyden. Minuto 63, Lato (1) por J.Costa y Larin (0) por Morlanes. Minuto 75, A.Sánchez (1) por Samu y Abdón (2) por Muriqi.

ARBITRO:

González Fuertes (0), de Gijón. Falta inexistente contra el Mallorca en la acción que dio origen al gol del empate local. Riguroso en el máximo castigo señalado por el plantillazo de Samu cuando Yangel ya había chutado. Pitó 10 faltas a favor del Girona y 8 para el Mallorca. Amonestó a Nastasic, Samu, Dani Rodríguez y Javier Aguirre, del Mallorca y solo a Iván Martín, del Girona.

GOLES:

2 minutos. Penalti por mano de Tsygankov en el área. Transforma Muriqi engañando al portero. 0-1

25 minuto. David López de cabeza al rematar el lanzamiento de una falta. 1-1

30 minutos. Plantillazo de Samu a Yangel sobre la línea del área. Penalti tras consulta al VAR. Tira Dovbyk ajustado al palo, pero entra. 2-1

36 minutos, Savio se va de Maffeo y sobre la línea de fondo centra raso al primer palo donde se adelanta Iván Martín. 3-1

44 minutos. Implacable tiro cruzado de Yangel desde el interior del área. 4-1

56 minutos, pared en línea de tres cuartos que planta a Savio, más veloz que su par, ante Rajkovic y le bate por bajo. 5-1

88 minutos. Porfía de Abdón en el área que él mismo resuelva desde cerca. 5-2

94 minutos, Abdón al cabecear un saque de esquina. 5-3

DISCURSO AGOTADO

«Pero lo único que trasciende es este marcador con el que conviene no engañarse ni seguir comprando cartones para línea aunque salga bingo». Así terminé mi comentario del Celta-Mallorca de hace una semana. No ha servido para nada. El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, Javier Aguirre, con un discurso ya sin crédito, lo ha hecho cuatro. Solo él creyó que la victoria en Balaídos no fue más que un milagro y viajó a Girona con idéntico traje, cosido por el mismo sastre.

El temprano gol de Muriqi, acompañado de una salida más decidida, presionando arriba, creó un espejismo efímero en pleno desierto de un equipo sin cuerpo ni alma. Michel plantó a sus hombres de medio campo sin perder la compostura y los de rojo, ayer vestidos de negro luctuoso, no volvieron a pisar terreno enemigo hasta que, con todo decidido, se la abrieron las compuertas. El partido comenzó a jugarse en los 35 metros que separan el círculo central de la meta de Rajkovic y si hemos comenzado haciendo referencia a la jornada anterior es porque si, entonces, los gallegos disfrutaron de 10 oportunidades de anotar sin éxito, los catalanes tranformaron 5 y gozaron de seis más.

Savio convirtió a Maffeo en un lateral de segunda división, a Dani Rodríguez en un futbolista marchito, para desesperación de un Martin Valjent despistado y unos compañeros de línea frágiles, inseguros e impotentes. Jaume Costa le confesó a su técnico, según palabras de este mismo, que se siente viejo. Lo está. El poblado centro del campo rojiblanco era el escenario de una batalla sin enemigos donde Samu quería llegar a todo sin alcanzar nada, mientras los pusilánimes Morlanes y Darder admiraban la rapidez, el toque y la versatilidad, de sus contrincantes.

Nada cambió luego, igual que no lo hace el equipo, ya sea con el terco 5-4-1 que le imponen, o el 4-4-2 forzado por las circunstancias. Anécdota de los goles de Abdón al margen, nadie puede confiar en quien reconoce que «no tiene llegada, variante ni gol» y todo lo que se le ocurre transcurrida una semana es que sus pupilos «no dan más de tres pases seguidos». Eso sí cuando falta un  cuarto de hora da entrada a Antonio Sánchez, el futbolista al que aconsejó marcharse porque no iba a contar con él. No caben mayores incongruencias, pero el nivel de exigencia dentro del club, fuera y en su entorno, es tan bajo que termina por adocenar el trabajo del club en todas sus esferas y extensión.