¿Rotaciones?, ¿qué rotaciones?

¿Qué quieren que les diga?. A mi eso de las rotaciones a las que recurren muchos técnicos cuando se juntan tres partidos en siete días me parece una cursilada. Debo ser antiguo. Por edad, seguro; mental y físicamente, menos. Gracias a Dios. Pero la pregunta que me hago es si verdaderamente tipos de veinte y pocos años, que entrenan a diario y no se dedican a otra actividad que la de jugar al fútbol, no son capaces de resistir un encuentro emparedado entre los habituales de cada fin de semana. ¿Qué tendríamos que decir de los ciclistas que se meten 2oo kilómetros diarios a pleno sol o tenistas que tiran partidas de tres horas o mas con solo un día intermedio?. Si, los futbolistas son, además de millonarios (no todos) los más mimados y consentidos de los deportistas, pero esto de tener que mirar al banquillo porque algunos no puedan disputar jornadas entre semana, se me antoja ridículo salvo que hablemos de la Copa, cuyo interés ya sabemos que es menor y relativo.

No sé lo que hará Vicente Moreno estos días ante la visita de Osasuna a Son Moix y la inminente salida a Valladolid del domingo. A lo mejor intenta rotar si bien, la verdad, no sé si tiene recambios suficientes o, al menos, cualitativamente preparados para suplir a los más habituales. Ya tiene bastante con pensar detenidamente cuando necesita hacer algún cambio durante el desarrollo del juego. Le entran no solo dudas, sino escalofríos. Quizás su única ventaja, de haberla, es que el entrenador contrincante decida hacer lo mismo y mirar su catálogo. Jugar en casa concede la ventaja de saber quienes viajan en la expedición visitante y actuar en consecuencia.