Se lo guisan y se lo comen

Concedida la presidencia de honor de la Federación Balear de Fútbol a Miquel Bestard, a su sucesor Pep Sansó solo le queda organizar un acto de homenaje a Luis Rubiales, el de la Real Federación Española de Fútbol, por su genial idea de construir un estadio nacional absolutamente prescindible, cuyo proyecto se presentó ante la sumisa Asamblea del organismo en cuestión. Ahora la excusa es que Las Rozas se ha quedado pequeño, así que cuando aquellas instalaciones veas pelar, pon la hierba de Son Malferit a reformar. Hay ideas contagiosas, posibilidades al margen.

Son como niños que, a falta de reconocimientos públicos tan ansiados como injustificados, se los montan entre si mismos al estilo del autobombo de cualquier televisión que se precie, entre otros medios proclives al narcisismo.

No deja de ser curioso que la misma persona que se lleva la Supercopa de España a Arabia, Rubiales, coincida con la que intenta vender la moto de un nuevo estadio federativo que sería, eso dicen, sede regular de los compromisos de la Selección española cuya acogida popular se basó en su itinerancia. ¿A quién quieren engañar y por qué?. Engatusar a estómagos agradecidos y otros oyentes, más que asambleistas, resulta sencillo. Pero, como decía Unamuno, «para convencer hay que persuadir» y hacerlo verbo exige otro nivel de formación argumental y argumentada.