Señales de alerta

Siento tener que escribirlo, pero los «inputs» que desprende la situación del Mallorca son muy preocupantes: malos resultados, clasificación precaria, plaga de lesiones (Raillo, Maffeo, Muriqi, Sergi Darder y ahora Antonio Sánchez, esperemos que sin importancia), desunión en el vestuario, problemas personales de algún jugador, pérdida de control por parte del entrenador, decisiones erróneas en los despachos, arbitrajes cuestionados…….un cóctel de circunstancias convergentes que rara vez desemboca en consecuencias positivas.

«Cuando las cosas van bien, no se lesiona nadie», palabra de un entrenador de primerísimo nivel, lo cual no quiere decir que quien se ha ido a la enfermería lo haya hecho sin razón o que Muriqi no cayera en su convocatoria internacional, pero la mala fortuna y los errores de los árbitros redundan tradicionalmente en los más débiles y peor posicionados.

La pésima política informativa del club al no identificar las dolencias y la duración prevista de las bajas enrarece el entorno. Unos tardan en recuperarse y otros lo hacen milagrosamente. La permanencia de Maffeo y Sergi Darder en el banquillo hasta la segunda parte del partido contra el Betis descalifica la sinceridad de Javier Aguirre en rueda de prensa al afirmar su total disponibilidad. La innecesaria declaración pública del apoyo de sus futbolistas suele ser el primer indicativo de su pérdida de confianza, según dicta la experiencia. Una entrevista a Raillo aparecida en los medios fue efectuada y remitida desde el propio club.

Son Bibiloni no es una balsa de aceite. Hay miradas de reojo entre compañeros por diferencias salariales que no se justifican en el terreno de juego y , en otros casos, fuera del mismo, además de alguna situación ajena al fútbol algo complicada y delicada. El parón y el caso del kosovar con el aplazamiento del partido contra el Cádiz han añadido agua al vaso que, al menos, aun no se ha derramado.