Sin «nueves» no hay paraíso

Un gol para cada equipo al principio y al final de cara periodo dio de sí el reto entre el Lugo y el Mallorca, diezmados por sus respectivas bajas que, sin embargo, pesaron mucho menos que el esfuerzo físico al que se obligaron y que les pasó factura en el transcurso de un segundo tiempo anodino ideal para dejarse de aventuras y permitir a ambos el placer o el castigo, según se mire, de compartir un punto.

ALINEACIONES:

Lugo C.F.- Juan Carlos (1), Leuko (1), Vieira (1), Josete (1), Kravets (1), Seoane (1), Pita (2), Cristian Herrera (1), Aburjania (1), Campillo (1) y Dongou (0).

A los 36 minutos, Campabadal (1) por Leuko, lesionado; a los 60, Lazo (1) por Campillo y a los 69, Sergio Gil (1) por Pita.

R.Mallorca.- Reina (1), Gamez (2), Russo (1), Valjent (1), Salva Ruiz (1), Pedraza (1), Salva Sevilla (3), Ariday (1), Dani Rodríguez (1), Lago Jr. (1) y Abdón (1).

En el minuto 54, Baba (1) por Russo; en el 72, Merveil (1) por Abdón y en el 80, Pervis (-) por Salva Ruiz, lesionado.

ARBITRO:

Avalos Barrera (1), del Comité de Catalunya. Sin complicaciones, aunque criterio irregular. Mostró tarjetas amarillas a Vieira, Seoane y Dongou, del Lugo y a Valjent y Salva Ruiz, del Mallorca.

GOLES:

Minuto 3, tiro de Pita desde fuera del área raso y ajustado al palo derecho de la portería de Reina. 1-0

Minuto 42, disparo cruzado de Gamez con la zurda después de un quiebro apenas entrado en el área. 1-1

COMENTARIO:

El Lugo ha vuelto a sur orígenes. Hasta los niños recordarán dentro de unos años el doble pivote formado por Seoane y Pita que, entre los dos, suman casi 70 años. No pasa el tiempo para ellos, son el alma de su equipo aunque ya les cuesta arrancar el motor. Aun así se permiten lujos como el del segundo que, con su gol a los tres minutos, puso en peligro la suerte del lance. Otro gallo hubiera cantado si en lugar de un Dongou lento, torpe y perezoso, los locales hubieran contado con un delantero centro en condiciones.
  Pero el Mallorca también presume de veterano en el centro del campo. Se llama Salva Sevilla que, entre otros lujos, se permitió la aventura de jugar una temporada en Segunda B y ahora, a sus 34 abriles, carga sobre sus espaldas todo el juego que le entregan como referencia y faro que ilumina la travesía de sus compañeros. El empate obtenido ayer en el Anxo Carro no se habría logrado sin la batuta del almeriense a cuya orquesta, igualmente, le falta un atacante ejecutor. La verdad, ver la ilusión y talento con el que se emplean hombres que hace tiempo han superado la treintena debería suponer un ejemplo y un estímulo que, por lo que se refiere a los hombres de Vicente Moreno, tiene continuidad en Fran Gamez, un lateral de excepción.
  Segundas partes nunca fueron buenas. La de ayer, bajo un calor sofocante gracias al invento horario de Javier Tebas y la LFP, sobró de principio a fin, al punto de que en los minutos finales los combatientes pactaron tácitamente las tablas. Pagaron el desgaste físico al que se tuvieron que someter para paliar sus deficiencias técnicas y, sobre todo, la frustración de reconocer que, sin artillería, resulta baldío el esfuerzo de proveer pólvora.
  Se puede lesionar cualquiera, las ausencias de Xisco Campos y Raillo ni se notaron, en parte porque sus sustitutos decidieron no correr riesgos. Todos pueden caer menos el canoso centrocampista cuyas consecuencias en caso de alguna improbable sanción o una simple torcedura, serían incalculables. Sin él tampoco se concibe el duelo en dos tiempos perpetrado por dos contrincantes desiguales. El autor del gol local agotó el aire de sus pulmones. Para entonces ya teníamos la sensación de que el partido se había acabado a los 48 minutos. Y, en efecto, empatado.