Sin peligro (0-0)

Con un planteamiento exclusivamente destinado a desactivar los mecanismos de un anfitrión lento y confiado, el Mallorca sacó un punto de Cornellá sin haber creado una sola ocasión de gol, negada también al Espanyol que solo al principio se aproximó a la meta de Reina tras una pérdida de Baba muy cerca de su propia área y un lanzamiento lejano a balón parado de Embarba. Ambas oportunidades antes de los primeros 20 minutos, lo que tardaron los televidentes en dibujar sus primeros bostezos, seguro que definitivos en algunos casos.

ALINEACIONES:

R.C.D. Espanyol: Diego López (-), Miguelón (1), Calero (1), Cabrera (1) Didac (1), Fran Mérida (0), David López (0), Embarba (1), Melendo (0), Wu Lei (0) y Raúl de Tomás (0).

Minuto 57, Marc Roca (0), Sergi Darder (1), y Puado (0) por Fran Mérida, Melendo y Wu Lei respectivamente. Minuto 73, Martín Vargas (1) por David López. Minuto 84, Pol Lozano (-) por De Tomás.

R.Mallorca.- Reina (-), Sastre (2), Valjent (1), Raillo (2), Oliván (1), Baba (2), S.Sevilla (1), Lago Jr. (1), Febas (2), Dani Rodríguez (0) y Abdón (0).

Minuto 72, Alex Alegría (0) por Abdón. Minuto 78, Antonio Sánchez (-) y Mboula (-) por Febas y Lago Jr. Minuto 87, Stoichkov (-) por Dani Rodríguez.

ARBITRO:

Arcediano Monescillo (2), del Comité de Castilla-La Mancha. No se complicó ni permitió que los jugadores lo hicieran. Mostró tarjetas amarillas a Valjent y Baba, del Mallorca y a Fran Mérida y Marc Roca, del Espanyol. A este último la roja en el minuto 83 por un codazo a Febas.

COMENTARIO:

Ni chicha, ni «limoná». Dos «ex primeras» que se comportaron como dos «segundas». En efecto, lo que son. Hay quien defiende que la hora de la siesta es la mejor para los partidos malos, aunque no parece que esta sea la causa por la que se programan duelos futboleros, más que futbolísticos, a las cuatro de la tarde. El Mallorca viajó a El Prat con la sana y bien ejecutada intención de impedir el juego de su anfitrión y lo logró con nota. El precio fue renunciar a una victoria que, además de posible, hubiera sido más gratificante y meritoria porque si fútbol es fútbol según Boskov, un punto no es nada según Luis Aragonés.

Un empate que castiga le lentitud, falta de ideas e intensidad de los de Vicente Moreno, que en un ejercicio de insensibilidad comenzó con Marc Roca y Sergi Darder en el banquillo, y la escasa ambición de Luis García Plaza, temeroso de su visita a la guarida del periquito que en ningún momento tuvo aspiraciones de loro. Montó una fuerte telaraña en el centro del campo donde se acumularon hasta cinco de sus hombres para ocupar espacio y restar posesión al adversario a costa de sacrificar a Febas, Dani, Baba y a casi todo el equipo en tareas de presión, asfixiante para el contrario pero inofensiva a la hora de buscar algo más porque, por supuesto, los mallorquines destruyeron toda la maquinaria terrestre de color blanquiazul, pero carecieron de la menor creatividad puesto que incluso su peón más avanzado, Abdón, se dedicaba exclusivamente a entorpecer la salida de balón de los zagueros locales. Una estrategia útil, si, pero tacaña y delatora de una oculta desconfianza en sus propios recursos.

Ni que decir tiene que tanto Diego López como Manolo Reina pudieron ver el lance ante un televisor, como nosotros, que el árbitro posiblemente no tenga un encuentro tan fácil de pitar en toda la liga y que los delanteros no vivan otra jornada sin disponer de una sola pelota que acercar a los tres palos de la portería enemiga. Pero si París valía una misa, decía Enrique IV, ningún espectáculo como el presenciado compensa malgastar un sueñecito.