Sin premio

El clásico partido que se pudo perder, se pudo ganar y acabó empatado. El Mallorca tuvo que sobreponerse y lo hizo con brillantez, a dos goles iniciales de Las Palmas, otro de los equipos que preceden a los bermellones en la clasificación y al que tampoco pudieron derrotar. Esta vez, al menos, no perdieron. Los dos goles antes del descanso que restablecieron las tablas iniciales, resultaron cruciales puesto que, en la continuación, el gran esfuerzo realizado pasó factura a los de Vicente Moreno, quien probó con un nuevo dibujo, esta vez con Lago Jr de delantero centro, Abdón en el banquillo y Alex López y Ferrán Giner en la grada.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Reina (2), Gámez (1), X.Campos (1), Raillo (1), S.Ruiz (1), Pedraza (1), S.Sevilla (1), Ariday (2), Dani Rodríguez (1), Molina «Stoichkov» (1) y Lago Jr. (2).

A los 70 minutos, P.Valcarce (1) por Ariday; a los 75, Pervis (-) por S.Ruiz, lesionado y a los 86, Russo (-) entró a su vez por Pervis, también lesionado.

Las Palmas.- Raúl (1), Lemos (1), David García (1), Cala (1), De la Bella (0), Javi Castellano (0), Galarreta (0), Timor (1), Araujo (2), Rafa Mir (1) y Rubén Castro (1).

En el minuto 55, Deivid (1) por David García, lesionado; en el 68, Tana (1) por Rafa Mir y en el 77, Sacko (-) por Galarreta.

ARBITRO:

Pérez Pallas (1), de Galicia. Un mal árbitro al que le viene muy ancha en una categoría en la que lleva demasiado tiempo. Pita más por intuición que por convencimiento. Para la duda un derribo a Rubén Castro en el área local y otro menos claro en la visitante. Ambas acciones en la segunda parte. Amonestó a Xisco Campos, Raillo y Pedraza, por el Mallorca y a Lemos, Sacko, Javi Castellano y Araujo por la Unión Deportiva.

GOLES:

Minuto 7, pase adelantado a Rafa Mir que, dentro del área, tira raso y ajustado a la base del poste. 0-1

Minuto 13, internada de Araujo cuyo centro raso y cerrado remacha Rubén Castro en el segundo palo. 0-2

Minuto 41, Raúl no bloca un centro fácil desde la derecha y deja el balón a los pies de Lago Jr. solo. 1-2

Minuto 45, a la salida de córner, el balón se pasea en paralelo a la meta canaria hasta que Molina «Stoichkov» se anticipa con la pierna derecha a De la Bella. 2-2

COMENTARIO:

Ni Manolo Jiménez ni Vicente Moreno deberían sentirse satisfechos con un empate que castiga a Las Palmas tras ponerse con dos goles de ventaja al primer cuarto de hora y no premia lo suficiente al Mallorca por el enorme esfuerzo realizado para rehacer las tablas. Un afán que le pasó factura en la segunda parte que, con jugadores muy cansados y el terreno de juego cada vez más pesado por la lluvia caída, puso el triunfo en bandeja a los canarios que, milagrosa e incomprensiblemente, mediante Rubén Castro y Araujo malograron las dos únicas ocasiones propiciadas en ambas áreas.
  Con su ventaja inicial se las prometía demasiado feliz el conjunto visitante que no solamente cedió terreno, sino que perdió por completo el control del balón y, en consecuencia, el rumbo del encuentro. Dio alas al anfitrión que puso cerco sin complejos a las fortificaciones enemigas, por otra parte muy endebles. Y, aunque sea un tópico, tanto va el cántaro a la fuente que, al fin, se rompe. Primero lo hizo el guardameta Raúl al no blocar un centro fácil que dejó a los pies de Lago Jr, ayer delantero centro y después De la Bella al tragarse la anticipación de Molina “Stoichkov” con el pie a la salida de un saque de esquina.
  Mientras el propietario del escenario salió esta vez sin delantero centro al uso, con un 4-4-1-1, su oponente ya saltó al campo con dos delanteros natos, Rafa Mir y Rubén Castro. Marcaron los dos, claro. Pero en la planificación de la plantilla mallorquinista, Javier Recio se olvidó de esa posición la ocupe quien la ocupe. De haber intercambiado sus respectivos atacantes, otro gallo cantaría.
  Coincido con quienes piensan que la posesión es una virtud sobrevalorada, pero de ello a renunciar a la pelota media algo más que un simple abismo. De no haber reculado como un equipo vulgar, de haber pausado las acometidas bermellonas aguantando la pelota un poco más, el partido se habría acabado a los veinte minutos con un vencedor meridiano. Pero no hay que quitar mérito al ímpetu, coraje y ambición de la escuadra que capitanea Salva Sevilla, que nunca dio por definitivo el resultado y se sobrepuso a la adversidad con admirable tesón hasta que sus fuerzas lo permitieron. Es la mejor virtud de este plantilla que le permite competir contra otras mejores. No hay nada que reprochar.