Un absurdo penalti cometido por Lago Jr a la salida de un córner abrió la derrota del Mallorca ante un Alavés que solamente fue mejor al verse por delante en el marcador. Sin embargo en ningún momento tampoco fue peor que el equipo de Vicente Moreno que, desquiciado en el banquillo, acabó desorientando a sus propios jugadores que, enloquecidos, tiraron el partido con tiempo para intentar al menos el empate. Al contrario, debido a los absurdos cambios efectuados y la impotencia acumulada, Reina tuvo que evitar la goleada.
ALINEACIONES:
Dep. Alavés.- Sivera (-), Ximo (1), Laguardia (2), Ely (1), Duarte (1), Wakaso (1), Pina (1), Aleix Vidal (1), Luis Rioja (1), Guidetti (0) y Joselu (1).
Minuto 57, Lucas Pérez (1) por Guidetti. Minuto 81, Burke (-) por Aleix Vidal. Minuto 87, Pere Pons (-) por Luis Rioja.
R.Mallorca.- Reina (2), Sastre (1), Valjent (1), X.Campos (1), Gámez (1), Baba (1), Salva Sevilla (0), Kubo (0), Febas (1), Lago Jr. (0) y Budimir (1).
Minuto 65, Dani Rodríguez (0) por Febas. Minuto 76, Ariday (1) por Lago Jr y Abdón (0) por Baba.
ARBITRO:
Del Cerro Grande (1), del comité madrileño. Dejó jugar más de lo que el partido requería. Precisó del VAR para pitar penalti contra el Mallorca por zancadilla de Lago Jr. a Pina. Mostró tarjetas amarillas a Ximo y Wakaso, del Alavés y a Lago Jr., Salva Sevilla y Valjent, del Mallorca.
GOLES:
Minuto 75, a la salida de un saque de esquina, Lago Jr. traba y derroba a Pina. Lucas Pérez engaña a Reina con un tiro raso y con su zurda a la derecha del portero. 1-0
Minuto 85, pérdida en el centro del campo, balón en profundidad a Burke que cede al segundo palo donde entra Joselu para marcar a placer. 2-0
COMENTARIO:
Por desgracia el VAR no miente, solo certifica; a veces para sancionar y otras para corregir. Pero los datos objetivos indican que hasta el penalti fatídico, nuevamente innecesario e ingénuo, el Mallorca había tirado a puerta una sola vez, Budimir a los 9 minutos; si, al poste. Más de una hora sin evitar que el portero local se pidiera el día libre, ni siquiera cuando, ya con el marcador en contra por obra y gracia de un Lago Jr desconcertante y desconcertado, Vicente Moreno, tan desquiciado como sus jugadores, ordenó la carga de la infantería. ¡Menuda fuerza de asalto! con Abdón al mando y Baba en el banquillo.
Hasta que se rompió la baraja, era un partido de Segunda entre dos contrincantes asustados. Atenazados por el miedo a encajar, ambos se entregaron al llamado fútbol directo que, en estos casos, no es sino recurrir a pelotazos para eludir lo que algunos futbolistas no saben hacer: jugar. Es algo parecido al saque en baloncesto, balón arriba y a ver quién es el primero en cogerlo, pero con los pies y en largo horizontal en lugar de vertical al cielo. Complicado si no se adelanta la presión y más aún si solo cuentas con un delantero para luchar con los centrales contrarios, ganarles la acción y esperar ayudas.
Igual que en tenis, el resultado no siempre se decide por los aciertos de uno, sino por los errores no forzados del otro. Y los bermellones, imprecisos, alocados, descompuestos y sin ideas, cometieron muchos. El Alavés también, pero quizás unos pocos menos. Lo peor no es la derrota en si misma, que escuece en demasía, sino la forma impropia de asumirla. El disparate permanente instalado desde que Lucas Pérez anotara la pena máxima descrita, agrava el balance. Quedaba un cuarto de hora, más cinco minutos de prolongación, para desenredar el ovillo. No se pueden perder los papeles como lo hicieron los once jugadores sobre el campo y el propio entrenador en la banda. Menos mal que Reina evitó una humillación mayor. Y en Mendizorroza no juega el Atlético de Madrid, ni el Valencia, sino un anfitrión muy limitado que cabalga no muy lejos de donde lo hacen los bermellones. Propuso el patadón y tente tieso como solución de emergencia a sus necesidades y los visitantes aceptaron el envite. Y, créanme, mejor meditar sobre eso que seguir maldiciendo al VAR.