Sublime decisión
En medio de tanta inquietud e incertidumbre y de noticias preocupantes y, en muchos casos, insensatas, se agradece el sentido común que tanto echamos en falta. Y esta vez, en el mundo del deporte en general y del fútbol en particular, la unanimidad de la nunca bien poderada UEFA para trasladar al verano del 2021 la Eurocopa de naciones supone un paréntesis de coherencia en la larga relación de sus habitualmente inconsecuentes decisiones. Aun recuerdo, entre ellas, la de no anular las eliminatorias que se disputaban el mismo día de los atentados del 11 S como, por ejemplo, el Mallorca-Arsenal en Son Moix.
El acuerdo de posponer el campeonato de selecciones para aligerar el calendario y dar tiempo, si procede, a recolocar las competiciones domésticas es, además de coherente, una reconocimiento tácito de que el derecho de los clubs y el balompié profesional, están por encima de los cada vez más frecuentes torneos que irrumpen groseramente en temporadas sobrecargadas de partidos que no hacen sino empobrecer el espectáculo a base de confrontaciones sin interés y llevar al límite las condiciones y resistencia física de los jugadores que, evidentemente, influyen en su menor rendimiento.
Por desgracia no podemos ni siquiera intuir la duración de esta pandemia en Europa y sus consecuencias. Nadie garantiza que no tengamos que permanecer e incluso extremar las restricciones circulatorias que atravesamos estos días, por lo que no vislumbramos la reapertura de los estadios. Sea como fuere, por una vez y sin que sirva de precedente, la UEFA ha obrado desde la lógica más elemental. ¡Ojalá! suponga un punto de inflexión de cara al futuro.