¿Supercopa?, ¿qué supercopa?
¿La Supercopa?. ¡Ah si!, esos partidos que se disputan en otro continente en medio de un calendario de locos para que Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, Real si, y Gerard Piqué ganen dinero, los clubs participantes un poco menos y sus respectivos aficionados tengan que abonarse a una plataforma televisiva para verlos. Bueno, aparte de los interesados, me temo que al resto del público no le importa demasiado. A mi, desde luego, nada. Ciertos medios de comunicación, los de información son otros, babean con la cosa esta. Me parece de perlas. Están en su derecho. Para ellos la tostada.
Yo como Javier Aguirre, del que me han soplado que le gusta mucho el cine. Así que mientras estos juegan en otro lado del mundo, nos entretendremos con los premiados con los Globos de Oro concedidos por la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood. Pero cuidado que el río suena. Su eco apunta a la salida de Galarreta a final de temporada y eso que Pablo Ortells le ofrecía renovar por tres más. No sé, igual tampoco es para tanto. O si. También están preparando a la parroquia por si Kang-in Lee va preguntando a Alex Moreno, que no ha ido a Riad con los suyos sino a Birmingham tras los pasos de Emery, o a Joao Felix, ya del Chelsea, que si en una isla del Atlántico se vive mejor que en la del Mediterráneo. Y Mexico a la caza de un seleccionador. Bueno, el Vasco ya lo fue. No sé si en el país azteca también creen que segundas partes nunca fueron buenas.
En plena cuesta de enero, que amenaza con empinarse más en febrero y hasta marzo como si habláramos del Tourmalet, especular un rato tampoco viene mal para descargar adrenalina y no pensar en que Albert Soler, un hombre capaz, ha abandonado la dirección general del Consejo Superior de Deportes mediante cese voluntario o patada para colocar a un tal Fernando Molinero. A lo mejor no quería ir a la Supercopa.