Sweet home Arizona (y II)

Por si el comentario de ayer, “Sweet Home Arizona” no hubiera quedado suficientemente claro, debo añadir diversas precisiones.
La información de la campaña de parte de la afición de Phoenix Suns para que Robert Sarver venda dicha franquicia no es mía, se ha publicado en varios medios americanos y españoles, entre ellos “Ultima Hora”. De otro lado tampoco es una apreciación personal el hecho de que el financiero en cuestión haya sido considerado el peor directivo de la NBA pese a contar entre sus socios al mítico Steve Nash. Así consta en la presente información de la revista BLOGDEBASKET.com: «En octubre de 2016 Robert Sarver fue nombrado el peor dueño de la NBA. Dos años después sigue demostrando que merecía el premio. Su equipo, Phoenix Suns, tras varias campañas en lo más hondo de la clasificación de la Conferencia Oeste, consiguió el último número 1 del draft y, pese a ello, el futuro a corto plazo de la franquicia no puede pintar peor .Esta misma semana, apenas unos días antes de que comience la nueva temporada, fue destituido el general manager Ryan McDonough. La razón, simple: un equipo con el pívot más ilusionante a largo plazo de la liga no tiene base. Lo hicieron de tal manera el draft, lo han hecho de tal manera en el mercado de traspasos, que no tienen organizador de juego».
Aun así el sentido de mi artículo reside esencialmente en otra cuestión, pues lo novedoso es que la afición de un club deportivo profesional, en este caso de baloncesto, pida la salida de su dueño, algo hasta ahora inaudito salvo en aquellos no reconvertidos en sociedades anónimas deportivas cuyos propietarios, al menos en hipótesis, son sus abonados. Es decir, no se pide la dimisión de un presidente o un directivo, sino un cambio de propiedad. Esta es la verdadera noticia.
Quiero recordar que fui el único, aunque suene presuntuoso, que denunció desde el principio el historial y las tropelías de Claassen, cuando la mayoría de medios de comunicación e informadores deportivos bebían sus mieles, le adoraban y hasta viajaron invitados, es decir, gratis a Hannover aceptando billetes y una comida innoble. Otros ingresaron en aquella etapa sustanciosas cuentas publicitarias.
Respecto a si los accionistas americanos han salvado o no al Mallorca y su aparente buena gestión, el único “salvador” del club fue Miquel Contestí en 1978 cuando no había dinero en los bancos, se debían los recibos de la luz y el teléfono, cortados ambos servicios, los derechos de los jugadores habían sido subastados y la deuda con Hacienda y otros particulares era inasumible. Nada que ver con lo que compró el capital americano vigente que ha cerrado tres ejercicios con pérdidas de ocho, cinco y tres millones respectivamente. No es una buena gestión, números en mano y, de otro lado, ¡solo faltaría que no pagaran!. Estamos hablando de una SAD y, en definitiva, de una empresa particular y si no pagas, quiebras.