Tras la cortina de humo

No debemos pasar por alto que ESPN (Enterteinment and Sports Programming Network), el grupo de canales de televisión dedicados al deporte propiedad de Wal Disney Company y Hearst Communications se hizo con los derechos de transmisión de la Liga Santander para Estados Unidos durante los próximos ocho años por 175 millones de dólares cada temporada, un apetitoso caramelo que, según se dijo en un principio, Javier Tebas utilizó para convencer a Robert Sarver de que comprara el Mallorca como llave para abrir su cadena de méritos con destino a tal efecto. En aquel momento era la única explicación posible al repentino interés del financiero americano y sus socios tras haber fracasado su aterrizaje en Glasgow y sus posteriores negociaciones con el Levante. El de Utz Claassen, fue plato de tercera mesa.

Tampoco perdamos de vista que ha sido la compañía de Disney la que ha destapado la caja de los truenos que retumban en los oídos del principal accionista del club, con acusaciones de sexismo y racismo cuya investigación alcanza sus últimos pormenores a la espera de una inminente resolución. Fieles a su cartujo ascetismo ni el aludido, ni Andy Kohlberg han abierto la boca al respecto de las consecuencias que un fallo favorable o adverso podría tener en relación al Mallorca, donde han invertido una cantidad cercana a los cincuenta o sesenta millones de euros sin haber obtenido un rédito económico apreciable ni tampoco deportivo, al alternar ascensos con descensos.

Por mucha remodelación de Son Moix que promuevan, millonarias cuentas de seguidores en internet y promesas de un proyecto serio que primero fue de cinco años y ahora ya pregonan a otros tantos más, su política ya no austera. sino rácana, en materia de fichajes constata una realidad muy diferente: desconocimiento o pérdida de interés. De la ciudad deportiva salen más ovejas de las que entran, acaban de fichar a un gestor del Espanyol de cuarta o quinta fila, pero la «pasta» no se ve en ninguno de los campos, ni el oficial ni los de entrenamiento.

Permaneceremos atentos a la pantalla y no precisamente la de la tele.